Tomelloso

“Los 80 son nuestros”: el teatro aficionado de Tomelloso tiene un gran futuro

Platea cosecha un gran éxito con su montaje de la emblemática obra de Ana Diosdado

Francisco Navarro | Sábado, 16 de Marzo del 2024
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Platea cosechó un gran éxito este viernes con “Los 80 son nuestros” en la segunda de las representaciones de la 31 Muestra Local de Teatro José María Arcos de Tomelloso. El respetable se lo pasó bien con la revisión de Alberto Palacios de una de las obras más emblemáticas de Ana Diosdado, que marcó a una generación.

La juventud, esa época dorada y añorada, protagoniza una obra que interpretaron actores jóvenes. Después de lo visto anoche, el teatro aficionado tiene relevo en Tomelloso. Los jóvenes —y hay quien no aprende— contradicen a cada paso que dan los inexorables mantras que les achacan, como poco, desinterés por todo. Estos ocho chicos y chicas nos ofrecieron una gran noche de teatro.

A pesar de ser viernes, el Marcelo Grande lucía un gran ambiente. El público, especialmente el joven, respondió a la convocatoria. Con cerca de un cuarto de hora de retraso, una voz en off con el “Bienvenidos” de Miguel Ríos explica al respetable —como si ya no se supiera— los inconvenientes de tener el móvil (un adminículo que se empezaba a usar cuando transcurre la obra) encendido durante la representación.

“Every breath you take; every move you make…” canta Sting en una de las más famosas canciones de Police que suena en una cochera la mañana de la nochevieja de 1989. Un grupo de amigos, claramente “pijos”, hace planes para la fiesta de fin de año una vez que cenen con sus padres. Desde el principio sobrevuela el infortunio, hay latente una violación de la que nadie quiere hablar claramente y, como consecuencia de ella, un ajuste de cuentas con trágico final.

Los personajes se van presentando, Cris, a quien da vida Alejandra Bonillo, es la concienciada de la pandilla, fue violada y no quiere que se lo recuerden. Jose (Carlos González), el “loco” de la cuadrilla, un paranoico que no acepta al diferente. Marí Ángeles, “la enana” (Cristina Carrasco), su padre ha muerto en accidente de tráfico es uno de los personajes que nos cuenta la historia. Sergio Piedra hace de Rafa, el más señorito de todos los señoritos que forman el grupo. A Laura, desenfadada y superficial, la interpreta Alba Crespo. Juan Gabriel (Fernando Redondo) es el Pepito Grillo de la pandilla. Juan Descalzo hace de Chus, el hijo de tendero y, por último, Miguel, que no es el yonqui que todos creen y que también nos cuenta la historia de esa nochevieja.

Con esos mimbres, Platea y Alberto Palacios, homenajean a una de las obras emblemáticas de los años 90 y, seguramente la más conocida de Ana Diosdado. Por medio de flashbacks y flashforwards Mari Ángeles y Miguel nos cuentan la historia de una fatídica noche que va a transformar las vidas de todos. Como si el cambio de dígito en el guarismo del año fuese el paso del Rubicón de una generación ilusionada con todo lo vivido y por vivir.

Los personajes, muy arquetípicos y bien definidos, nos dan una idea de las inquietudes de los jóvenes de la clase a la que pertenecen (y por extensión a toda la sociedad). El amor, la muerte, las diferencias sociales, la sexualidad, las drogas, la democracia incipiente, el futuro o la lucha generacional (según los mayores a los jóvenes que ahora tenemos 60 años no nos interesaba nada ¿les suena?). Todo ello con un lenguaje claramente ochentero que a muchos de los interpretes seguro que la primera vez que leyeron el texto le sonó a chino.

El elenco de Platea mantiene el tipo ante unos diálogos enrevesados, los actores son dinámicos, expresivos y sinceros en sus interpretaciones. Se nota el gran trabajo previo y la mano del director. “Los ochenta son nuestros” se nos pasa en un suspiro, nos da poca tregua, captando nuestra atención en todo momento. Tal vez porque el periodista pertenece a esa generación de la ilusión. Escenográficamente la obra está muy bien resulta con un decorado que viene como anillo al dedo a la función.

Una gran ovación premió “Los ochenta son nuestros”, Platea, con su director, tuvo que salir a saludar varias veces al proscenio. El público se fue contento este viernes del Marcelo Grande.

 

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