Mondema Artesanos acaba de cumplir veinte años. La empresa, que lleva como lema Artesanos por vocación, está dirigida por Juan Carlos Jiménez y Rocío Díaz, matrimonio unido también en el trabajo que han puesto toda la carne en el asador para poner en alza el oficio de la carpintería artesanal. En esta trayectoria de dos décadas Mondema  ha ofrecido a sus clientes un amplio abanico de soluciones; desde trabajos de restauración de muebles y proyectos personalizables a medida, hasta el diseño y fabricación de piezas propias o colecciones para ferias, concursos o campañas concretas.

El agradable olor a madera hace todavía más agradable nuestra visita al taller de la empresa en la calle Pintor Velázquez. En dos grandes paneles aparecen las herramientas que utilizan en el trabajo, al fondo se escucha el trajín de los operarios en el taller y a la derecha está la tienda. Entra una agradable luz por la luna del escaparate que realza todavía más los productos que se exponen. En una de las paredes hay un recorte con unos sabios consejos de Albert Einstein para sobrellevar mucho mejor los tiempos de crisis, no sabemos si superada o no, pero de la que tanto se sigue hablando. “Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Acabemos de una vez con la crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.  

-Veinte años de Mondema Artesanos bien merecen celebrarse, ¿no creen?

-No es fácil durar tiempo en un negocio y nos hemos planteado festejarlo llevando a cabo algunas iniciativas como sorteos y cosas así. Pero como este año estamos con bastante trabajo, todavía no lo hemos hecho, aunque no lo descartamos. Desde luego el mejor regalo para celebrar este aniversario sería que nos dieran el título de Maestro Artesano, hemos preparado toda la documentación con mucha ilusión y esperamos poder conseguirlo

-¿Cómo ha sido la trayectoria de la empresa en estas dos décadas?

-Estamos contentos, más que nada porque nos gusta y disfrutamos con nuestro trabajo. Siempre surgen dificultades y problemas, pero con vocación todo se hace más llevadero.

-Uno de sus sellos de distinción es poner en valor la artesanía, ¿goza de buena salud actualmente este sector?

-Ha experimentado cambios. Antes se vendía en ferias y ahora han decaído mucho, sobre todo por la venta on line que se hace en internet. Los artesanos contamos ahora con un nicho de mercado importante con los interioristas, los decoradores y en general ese tipo de profesionales que buscan una carpintería más especializada.

-¿Está valorada la artesanía en su justa medida?

-Se le da valor, pero muchas veces solo de boquilla. Y decimos esto  porque a la hora de plantear el precio de una pieza, el cliente se lo piensa mucho. Una cosa es que guste, pero de ahí al paso de efectuar la compra muchas veces media un abismo.

-¿Han logrado fidelizar muchos clientes en estos veinte años?

-Sí, muchos. Hay clientes que los tenemos desde siempre, que terminan siendo amigos y eso es un motivo de gran satisfacción.

-¿Dónde tiene Mondema su principal mercado y cuántos trabajadores tienen?

-Tenemos clientes en Tomelloso, pero es en Madrid donde más trabajamos. Actualmente, somos cinco trabajadores.

-¿Han contado con ayudas de las administraciones públicas en todo este tiempo?

-Las ayudas están ahí, pero es difícil conseguirlas por la burocracia, el papeleo y los muchos pasos que te obligan a dar. Cuando te metes en la convocatoria de una subvención son muchas las condiciones que te exigen. Pero claro, nosotros nos agarramos a un clavo ardiendo para conseguir el mayor número de ayudas posible. Hemos conseguido algunas, pero ha costado mucho. Es cierto que en el sector de artesanía hay ayudas porque es un sector por el que se está apostando mucho en los últimos años.

-¿Estarán presentes en la próxima edición de FARCAMA?

-Empieza el viernes y vamos a estar ahí. Estar en una feria como FARCAMA todos los años supone un reto porque llevamos piezas y productos nuevos. Se trata de ver un poco si lo que has hecho cala entre el público. A la feria llevamos nuestros propios diseños, lo que nos gusta y luego te lo pueden comprar o no. Otra historia es cuando recibes encargos y tienes que ceñirte a lo que te marca el cliente. En definitiva, en FARCAMA nos soltamos un poquito más, damos rienda suelta a nuestra creatividad. Está claro que todo evoluciona: la tecnología, los gustos, todo cambia, no nos podemos estancar.

-¿Piensan acometer algún nuevo proyecto en la empresa?

-Hubo un momento en el que nos planteamos tocar otras cosas diferentes a nuestro oficio, pero luego decidimos que lo mejor era especializarnos en lo nuestro, en la madera. Y en este terreno innovamos todo lo que podemos. También seleccionamos los trabajos, porque a algunos trabajos a apenas se les gana dinero. Ahora nos hemos metido mucho en el tema de los carritos de chuches, letras de madera y estamos con un proyecto para introducir el taller y la tienda en el programa SICTED que promueve el Estado y que nos permitirá que vengan grupos de gente a visitarnos. Se trata de que podamos estar en unas rutas turísticas.