Manuel Olmedo fue un hombre que vivió por y para la cooperativa Virgen de las Viñas, entidad en la que ingresó siendo muy joven y en la que acabó jubilándose años atrás. A pesar de no estar activo, Manolo seguía acudiendo cada día a las instalaciones para colaborar en diversas labores, aportando siempre su experiencia, capacidad de trabajo, sentido común y una lealtad inquebrantable a la entidad. Antes de llegar a la cooperativa Manuel Olmedo trabajó en otras conocidas empresas de Tomelloso como Muebles Montaña o Tiburcio Merlo.

Fue hombre de confianza de Nicolás López, primero, y Rafael Torres, después, presidentes que siempre valoraron su capacidad de trabajo y empatía con los proveedores, clientes y socios de la entidad. De todo ello se benefició una cooperativa que llevó siempre en lo más hondo de su corazón, lo que explica el interés y pasión con que siempre desarrolló su trabajo.   

Fue exquisito también en el trato con los medios de comunicación, especialmente en las épocas de vendimia, mostrándose siempre solícito para ofrecer los datos de cada campaña a los periodistas, y en el trato con los responsables políticos que siempre lo apreciaron. Amable, siempre con la sonrisa a flor de piel, solía cultivar un buen sentido del humor.  Con este talante se le pudo ver en el último acto de la cooperativa en el que estuvo presente; la entrega de premios del Certamen Cultural que tuvo lugar en Madrid en la noche del pasado jueves.