Opinión

Elecciones andaluzas, el día después

Fermín Gassol Peco | Lunes, 3 de Diciembre del 2018
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La idea tan extendida hoy, incluso en el amor, de que nada es para siempre, tomó cuerpo ayer en los resultados de las elecciones andaluzas. Tras cuarenta años de hegemonía incontestable, los socialistas andaluces dejan de hacer pie y quedan a merced de lo que otros decidan. Permanecer en el poder cuatro décadas de manera ininterrumpida es algo difícil, muy difícil en una democracia, pero responde y esta es su grandeza, a la voluntad de los votantes. Otra cosa es que como en cualquier faceta de la vida la larga permanencia en el cargo y responsabilidades hayan podido traer consigo distintas desviaciones basadas en el exceso de confianza.

La lectura de estas elecciones tiene un primer párrafo que considero significativo. La alta abstención cifrada en un cinco por ciento inferior a las anteriores; casi la mitad del electorado “pasó de ellas”, La abstención en unas elecciones democráticas superior al treinta por ciento creo que denota una “preocupante despreocupación” de la ciudadanía hacia algo tan importante y vital como es la vida pública. Las posibles razones, desinterés, hartazgo, falta de credibilidad…señores políticos, ustedes mismos.

Los siguientes párrafos de la lectura los centro en los resultados y las posteriores reacciones que han suscitado. Decir ante todo que ayer los únicos triunfadores fueron Ciudadanos Y Vox. Ambos lograron un sustancial aumento en el número de diputados. Tanto socialistas como populares sufrieron un fuerte retroceso entre el electorado.

Las reacciones de los representantes fueron de distinta suerte. Susana Díaz, que no se esperaba semejante descalabro, creo que nadie lo esperaba de tal calibre, apareció muy distinta a como lo hacía por la mañana acompañada de toda la parentela, en una imagen más propia de Regio Calabria. Mantuvo el tipo, cuestión difícil, eso sí apoyada en exceso en la muleta de la invocación a la extrema derecha, a la que por cierto acusó de extremos para dirimir en un juzgado. Además, es lo que tuvo dar primero, hablaba desde una absoluta falta de credibilidad política, alertando para no pactar con un partido anticonstitucionalista, “poniendo a huevo” su contradicción con las políticas de Sánchez, que ha pactado con proetarras, independentistas y extremas izquierdas, explícitamente en contra de la Constitución. 

Decir de Casado que su triunfalismo sólo podía ser debido a que esperaba peores resultados. Perder siete diputados no es causa como para estar tan radiante. Si lo estaba, en todo caso era una felicidad subrogada y debería por tanto dar las gracias a las otras dos formaciones políticas por hacerlo posible. 

Ciudadanos fue uno de los dos partidos que ganó anoche. La explicación resulta fácil, anteriores votantes del P.P....quizá alguno del PSOE, este partido que presenta claroscuros en su ideología, creo que se benefició de los errores cometidos por populares y socialistas sobre todo en los casos de corrupción.

Respecto a Vox…me atrevo a decir que es la réplica en la derecha del fenómeno de Podemos en la izquierda. La aparición de doce diputados nada menos en Andalucía deja bien a las claras que algo se estuvo, se estaba y se está haciendo mal, muy mal, y digo esto porque en democracia los extremismos significan posiciones políticas desde donde se excluyen y descalifican a todas demás. Vox hace unos años, resultaba ser un partido testimonial de nostálgicos y hoy sólo en Andalucía lo han votado once por ciento del electorado. Si ha sido un voto de cabreo y consecuencia de un calentón, las elecciones municipales y sobre todo generales lo dirán.

Y dejo para el final las reacciones de los representantes de Podemos y compañía. Una vez más, la extrema izquierda reaccionó como a quien le arrebatan las esencias democráticas; y no es que lo haya hecho la derecha y en menos grado la izquierda no extrema, es que en opinión del pueblo, de la gente, de ese pueblo y esa gente, están completamente equivocados. La reacción de los extremistas de izquierda fue la acostumbrada del mal perder. Iglesias en la imagen de ayer con su lugarteniente Garzón, que en el fondo y meditando desde su “casoplón” incoherente, está viendo que ha llegado en las urnas donde iba, apela una vez más a la calle como lugar donde poder lograr su sueño populista. ¿Pataleta de un político inteligente e incomprendido? 

Tras las elecciones de ayer todo parece indicar que habrá cambios en el gobierno de Andalucía. La democracia es eso. Ahora está por ver que quien gobierne lo haga para mejorar la situación de la ciudadanía de esa gran región o para gloria de sí mismo. En todo caso, dentro de otros cuatro años, las urnas lo dirán.

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