Opinión

Sí y lo contrario

Joaquín Patón Pardina | Sábado, 15 de Diciembre del 2018
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Estoy que no me aclaro. Tengo la mente como las hojas de los árboles en otoño después de una ventolera.  Me saltan las preguntas en la boca como una bolsa de palomitas en el microondas. Así que, después de varias horas de reflexión interrumpida por distintos quehaceres, consigo dilucidar mis pensamientos.

Me entero por las noticias de televisión (como dicen los políticos) de que el Juzgado de instrucción nº 5 de la ciudad de Vigo está averiguando las causas por las que un bebé ha muerto en el momento de nacer en su casa, sin asistencia apropiada de sanitarios puesto que los padres habían decidido que así fuera. Intentan los del juzgado investigar por “si existió alguna negligencia por parte de la madre o los padres del bebé o si se pueden depurar responsabilidades por lo ocurrido…, (repiten los medios de comunicación).

Pero al mismo tiempo la Ley Orgánica de 2/2010 en España permite la interrupción voluntaria del embarazo, o aborto inducido, dentro de las catorce semanas y  aumenta hasta la semana 22 en casos de “graves riesgos para la vida o la salud de la madre o riesgo de graves anomalías en el feto”.

Ante estos dos presupuestos me asaltan las dudas. Los legisladores deben implantan leyes para el buen funcionamiento de la sociedad ¿por qué se puede practicar el aborto en las catorce primeras semanas y en dieciséis no? ¿Ha cambiado el feto de entidad personal? ¿Hay alguna razón por la que en un tiempo sí y en otro no? ¿Antes no era persona y en una semana se ha consolidado como tal? Seguro que sí hay razones y si no, se inventan.

El tema disfruta de tantas caras como un poliedro, dirían antes.

No termino de comprender el asunto. Si el aspecto a estudiar es el ámbito exclusivamente legal,  las leyes hablan y mandan, permiten o prohíben y es necesario cumplirlas.

Lo más espinoso es el asunto ético. Una norma puede ser perfectamente legal pero no ética. Hay unas leyes superiores y más importantes y otras inferiores que deben coadyuvar a las anteriores, pero nunca entrar en contradicción.

A los pocos días llega a mis manos la revista Autogestión en su núm. 126 que edita e imprime: “Grupo Solidario”, con sede en Madrid. Tiene una visión muy clara de la justicia social en el mundo sin partidismos políticos, ni silencios pagados. Sus colaboradores luchan por remover las conciencias, poniendo muy a lo vivo circunstancias de pobreza e injusticias de todo el mundo. Hablan de los empobrecidos, de las personas (mujeres y hombres, niños y mayores) a los que la sociedad capitalista roba sus materias primas y sus imprescindibles pertenencias para vivir.

En ella M. Gómez Domínguez escribe un artículo impresionante: ¿Las bombas de “alta precisión” no matan inocentes? Se refiere al afer en el que el gobierno de España, en un momento dado, intenta dejar sin efecto la venta de 400 bombas a Arabia  por si el ejército saudí las utilizara en la guerra de Yemen.

Pero al mismo tiempo los trabajadores de la empresa Navantia protestan porque se van a quedar sin trabajo de la construcción de cinco corbetas en los astilleros de Cádiz. El Gobierno cede y vende las bombas contratadas.

“El Ministro de Exteriores (cito textualmente) queriendo justificar lo injustificable, pasa al absurdo, llegando a afirmar que estas bombas son de alta precisión y por tanto no matan a gente inocente ¿qué habrá querido decir? ¿Qué cada uno de los que mueren en esta guerra cruel, son culpables y merecen la muerte? ¿Los niños también?” (1)

De nuevo contradicciones de dictu y de facto. Contradicciones entre un comportamiento ético de respeto a la vida de las personas y el imperio de la economía y del dinero.

Entre lo que es “políticamente correcto decir” y lo que hay que transigir para mantenerse en el poder mediático y real. No importa decir sí y lo contrario, no hay sonrojo en caer en contradicciones. El pueblo soberano traga con lo que sus dirigentes tengan a bien hacer y decir, o quizás NO, porque ese pueblo al que en multitud de ocasiones se toma como ignorante e idiotizado por la elocuencia aparente de sus dirigentes, tiene una voz muy clara, y sus decisiones son medidas al tiempo que animadas por los sentimientos de hartazgo  de tanta manipulación; su voz la grita en las urnas y en sus opciones políticas.

Como siempre, querido lector, tú, tus amigos y mucha gente más disfrutamos de capacidad de discernimiento y decisión. Sabemos y queremos pensar. Nuestra lucha por una sociedad menor y más justa la realizamos no desde los micrófonos y las televisiones, sino desde el trabajo bien hecho, el compromiso diario y el diálogo continuo.

Nuestra lucha es “paso a paso, verso a verso”, sin demasiada apariencia, pero firme, segura y constante. 

(1)Tomado de la revista Autogestión, nº 126, paginas 10-11 Artículo: ¿Las bombas de “alta precisión” no matan inocentes?

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