Este domingo no cabía ni un alfiler en el Teatro Municipal
de Tomelloso. Ha sido tal la expectación levantada con la representación del
ballet “El Cascanueces” a cargo de Ballet Imperial Ruso que se colgó el cartel
de “no hay billetes” varios días antes de la función. Con El Cascanueces
acababa (¡y cómo!) la programación navideña en Tomelloso. El montaje —que,
además de con el elenco de la compañía, contó con alumnos de la Escuela de
Danza de Lidia Gorratxategui— fue un completo éxito, recibiendo una ovación de
gala.
“El Cascanueces”, interpretado por el Ballet Imperial Ruso,
llegó a Tomelloso gracias a Tatiana Solovieva Producciones. Una función —a
pesar de tratarse de música “enlatada”, los equipos de Teatro Municipal
hicieron que no se notase—, que venía de triunfar en Alcázar de San Juan y
Guadalajara y que en nuestra ciudad hizo las delicias del público, de todas las
edades, que abarrotó el Teatro Municipal.
Una solvente puesta en escena, con una dignísima interpretación
de los bailarines del Ballet Imperial Ruso, hizo que el público aplaudiese
muchos cambios de escena de este cuento alemán, recogido por Hoffmann y al que
puso música Tchaikovski. Y la diferencia de la representación de este domingo
fue la participación de los alumnos y alumnas de la Escuela de Danza de Lidia
Gorratxategui. Los pequeños bailarines formaron parte del espectáculo y
bailaron junto a los profesionales del Ballet Imperial Ruso. Además, la función
sirvió para hacer llegar el género a personas que no lo conocían de cerca.
“El Cascanueces” es un ballet en dos actos, la duración del
espectáculo fue de dos horas. La función comienza con una fiesta de Nochebuena.
Drosselmeyer, un viejo inventor chiflado, hace magia para los niños, les enseña
juguetes con motor de cuerda, Arlequín, Colombina, Moro. A Clara lo que más le
gusta es el juguete que rompe nueces, “El Cascanueces” que en sueños ha ido a
verlo. Tras una batalla con los ratones, el viejo inventor convierte al juguete
en un bello príncipe.
En el segundo acto, Clara y el Cascanueces están en un gran
baile en el palacio del Reino Mágico. Bailan
los angelitos, muñecos españoles, chinos y rusos, mientras la orquesta
de los bondadosos enanitos toca unas bonitas melodías. El sueño, se convierte
en realidad gracias a Drosselmeyer. El público premió al Ballet Imperial Ruso y
a sus jóvenes amigos de la Escuela de Danza Lidia Gorratxategui con una gran
ovación.
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Martes, 23 de Abril del 2024
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