Revista

“La vida no es un concurso de televisión”

Entrevistamos a Gloria Camacho y Montserrat Cano, dos de las componentes de "Extremis" que presentaron este viernes en Manzanares su libro "Guía del concursante extremo"

La Voz | Lunes, 14 de Enero del 2019
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Gloria Camacho y Montserrat Cano, dos de las famosas “Extremis”, presentaron el pasado viernes el libro “Guía del concursante extremo” en la biblioteca Lope de Vega de Manzanares. Además, Gloria y Montserrat atendieron amablemente a las preguntas del público que abarrotó el auditorio. Fue un acto muy entretenido en el que las autoras mostraron desde el primer momento su cercanía y complicidad con el respetable.

“Extremis” es el único equipo invicto de “Boom”, llegaron a ganar 631.000 euros después de aguantar 116 programas. Gloria Camacho y Montserrat Cano atendieron amablemente a Lanza y La Voz de Tomelloso antes de la presentación del libro.

—¿De dónde sale la idea de publicar un libro y que podemos encontrar en “Guía del concursante extremo”?

Gloria Camacho: Con el libro queríamos contar nuestra experiencia. Cuando vas a un concurso por primera vez es como una fiesta. Todo es nuevo, todo llama la atención y estás como en una nube. Cuando vuelves a concursar te das cuenta de que hay circunstancias que se repiten y hay cosas que puedes aprovechar de uno para otro. Así, hemos querido explicar esos consejos, esas pautas que pueden ayudar a alguien, tanto a pasar un casting, como a organizarse a la hora de ir a grabar. Hay cosas, como simplemente el vestuario, que tienen sus normas y es bueno tenerlas en mente. Lo mejor, con respecto a la ropa, es llevarla organizada para no tener que decidir lo que ponernos. En la “Guía del concursante extremo” hay fundamentalmente consejos prácticos, aunque también hay una parte más teórica.

Montserrat Cano: La parte teórica de la que habla Gloria va más encaminada a explicar lo que es un concurso cultural. Qué importancia tiene, hasta donde llega… Hay que distinguir entre cultura y un concurso cultural de televisión. La cultura es una cosa y saber responder curiosidades es otra. Evidentemente, si no tienes un poco de cultura no respondes a nada, pero tampoco hay que pensar que somos personas especialmente cultas o preparadas. Somos gente normal que nos gusta presumir de los que sabemos, básicamente.

—En el libro, ustedes transmiten a los futuros concursantes que, por encima de todo, se trata de un juego y que si en el primer programa te eliminan, no pasa nada.  

G.C.: No pasa ni media, no te juegas nada. Siempre digo que lo importante es disfrutarlo. Todo empieza en casa, tú estás en el sofá, viendo y concurso y te dices “¡Oye, parece que contesto muchas preguntas y que sé lo mismo que ellos!”. Eso hace que te animes a llamar al casting, lo pasas y cuando llegas allí, al concurso, lo importante —insisto— es disfrutarlo de verdad. Lo principal es no ponerte nervioso, concentrándote, por ejemplo, en pensar “no me está viendo nadie, no estoy jugando por dinero…” Es decir, intentar minimizar los nervios y las presiones que uno pueda tener a la hora de enfrentarse a las cámaras o al público cuando lo hay.

M.C.: Pero, sobre todo, hay que recordar que es un juego y tu vida profesional o tu valía personal no tienen nada que ver con el concurso o con lo que se ve en él. Eso es importante también para quitarle hierro a la responsabilidad. Lo hago mal, bueno pues la partida te ha salida mal pero tu vida es otra cosa. Y quizá también hay que recordar, a los que vamos mucho a los concursos, que la vida no es un concurso.

—Es, por lo tanto, un libro dirigido a los concursantes más que al público.

G.C.: A futuros concursantes. Hay muchas curiosidades, mucha información que hemos recuperando. A lo largo de nuestra participación en “Boom” hemos conseguido una batería muy importante de apuntes que abarcan muchos temas. Hemos querido trasmitir esa información que hemos sacado, por ejemplo, qué tipo de preguntas te pueden caer. “Guía del concursante extremo” está dirigido al que tiene curiosidad por saber como es un concurso y al que esté interesado en participar en uno.

M.C.: Muchas personas por la calle nos lo han pedido… Por cierto, hay que decir que la gente es extremadamente generosa con los concursantes, le parece bien todo lo que hacemos. Pero muchas veces sí que nos dicen “yo nunca me atrevería, lo haría pero no sé tanto como usted…” y eso es completamente falso. Todo el mundo que tiene cierta curiosidad sabe cosas y lo que hemos intentado es, justamente eso, animar al que lea el libro diciéndole “usted puede ir”. Simplemente con tener una cultura general media, tenga curiosidad y le guste jugar al Trivial, puede ir. 

—¿De quién surgió la idea del libro?

M.C.: En el programa “Boom”, en el que hemos estado las cuatro juntas, había que llevar un proyecto en caso de llevarte el bote. El nuestro era una editorial de mujeres viajeras. No nos llevamos el bote y no lo pudimos hacer pero se nos quedó la idea de que algo podíamos hacer.

—¿Les ha costado mucho componer el libro?

G.C.: Salvando la distancia de que estamos una a cada lado del mapa, no.

Hay que tener en cuenta que Montserrat Cano vive en La Gomera, Cristina Morales en Vitoria, Amparo Bermejo es Valenciana y Gloria Camacho es de Manzanares y vive en Madrid.

M.C.: Cada una hacíamos algo y gracias a las nuevas tecnologías lo hemos compartido.

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—¿Fuera del concurso sigue existiendo el grupo “Extremis”?

Las dos: Sí.

M.C: Para siempre.

G.C.: Es un apellido, estamos Gloria Extremis, Amparo Extremis, Montse Extremis y Cristina Extremis.

M.C.: Fue una experiencia muy fuerte. Realmente, nosotras nos conocimos en “Saber y Ganar” que tiene de bueno que, aunque pierdas, puedes quedarte mucho tiempo y genera muchas amistades. Pero la experiencia de “Boom”, estar concursando juntas más de seis meses, ha creado lazos muy fuertes.

—¿Qué es lo mejor y lo peor de los concursos de la tele?

M.C.: Lo bueno, como ha dicho antes Gloria, es que es divertido. También es bueno porque conoces gente parecida a ti. Además, eso que llamamos “cultura general” y que no se rentabiliza en ningún sitio, sí lo puedes hacer en un concurso.

Y sí tú no quieres que tenga nada malo, no lo tiene. Te puedes poner nervioso y no disfrutar, te puedes endiosar… Pero si no quieres meter la pata contigo mismo, no tiene nada de malo, insisto.

G. C.: Lo positivo es eso, que  coincides con mucha gente que tiene las mismas inquietudes, las mismas aficiones y gustos que tú. Hay muchas más posibilidades de llevarte bien que mal. Lo malo, para mí, es el cansancio, el compaginar el concurso con el trabajo fue agotador.

—¿Cómo se pasa de ser cuatro mujeres normales, desconocidas a estar siempre en olor de multitud?

 M.C.: Lo bueno es que seguimos siendo cuatro mujeres normales. La gente es muy generosa, en cualquier otra actividad siempre te critican, pero cuando participas en un concurso aunque lo hagas muy mal a todo el mundo le parece que eres estupendo. Te toman en cuenta los aciertos y no los errores. Vives la generosidad del público.

G.C.: El público que ve este tipo de programas valora que haya una cierta cultura y siempre que se acercan a ti lo hacen de manera muy amable y respetuosa.

—¿Cómo era una jornada de concurso?

G.C.: De locura. Mira, el domingo por la tarde, viaje de Madrid a Barcelona, en mi caso. Nos encontrábamos en el hotel y allí poníamos en común lo que habíamos mirado durante la semana. El lunes nos recogían, temprano, y a las ocho de la mañana estábamos en el plató de “Boom”, maquillaje, peluquería… Por la mañana se graban dos programas, tras una pausa muy corta para comer, otros dos programas por la tarde. Tras más de doce horas de grabación, vuelta al hotel y al día siguiente, el martes, lo mismo. El miércoles de madrugada, vuelta a Madrid y de la estación del AVE al instituto a trabajar.

M.C.: Yo como no trabajaba tenía más suerte pero me cruzaba la Península de Barcelona a Lisboa. Cristina se mataba a hacer guardias para tener días libres y Amparo lo tenía un poco más libre.

—¿Y la familia cómo lo llevaba?

Las dos: (Se ríen) Muy bien.

G.C.: Tengo cinco sobrinos y un niño con cuatro años. Cuando fui al primer concurso, a “Pasapalabra” uno de mis sobrinos, que tenía entonces dos años, se sorprendía de que estuviese a la vez en el salón de casa y en la tele. O mi sobrino Roberto pensaba que me había comprado el Wanda Metropolitano con lo que había ganado en “Boom”.

M.C.: Como mis hijos están fuera, uno en Tailandia y otro en Inglaterra y la familia de mi marido en Portugal, se pasaban la vida buscando en internet para verme… La familia ha sido el gran apoyo de todos.

G.C.: Mi madre, por ejemplo, me ha ayudado mucho con el peque. Que, por cierto, ya me dijo Tomás el otro día que sí volvía a ir a un concurso me iba a echar mucho de menos.

—¿Qué recuerdan en especial de su paso por los concursos?

M.C.: Yo creo que recordamos más los disparates.

G.C.: Yo recuerdo a los filósofos griegos de las narices.

M.C.: Y a da Vinci, que nos la jugaba siempre.

G.C.: Teníamos una serie de personajes en la lista negra, Leonardo era uno de ellos. Goya también nos la jugaba.

M.C.: Y luego, los errores garrafales. A mí, que vivo medio año en Lisboa, me preguntan qué de qué color son los tranvías de esa ciudad… y lo digo mal. Yo me acuerdo más de los errores estos.

Ambas cuentan que había preguntas que les parecían tan buenas que las apuntaban. Cuando caía alguna de las que sospechaban era un gustazo. Una cuestionaba que de quién es la silueta del logo de la NBA y acertaron la respuesta por haberla preparado antes.

—¿Se plantean participar en otro concurso? ¿Hay algún programa del extranjero que les gustaría que se emitiese en España para participar en él?

M.C.: Me gustaría que se volviese al formato aquel de doble o nada. Sé que nunca iría a “Pasapalabra” porque aunque manejo las palabras no tengo la rapidez suficiente. Hay concursos que son para uno y otros no. No sé de concursos del extranjero, pero cuando estuve en Italia vi el “Boom” de allí y pensamos que hacer un intercambio estaría bien.

G.C.: Me hubiera gustado participar en “Atrapa un millón”, hicimos el casting mi marido y yo, pero no nos cogieron.

—¿Creen que hay muchos programas de concursos?

 M.C.: Ni muchos ni pocos, creo que eso es una cuestión de lo que el público demande. Y, particularmente, prefiero que esa demanda sea de concursos culturales que de otro tipo de cosas. Esto no es alta cultura pero sienta las bases para que la gente sea curiosa.

G.C.: Ha habido épocas en las que no había nada. Ahora no está mal el número de concursos que hay. 

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