Opinión

Cosas de la capitalidad

Manuel Sánchez Patón | Lunes, 28 de Enero del 2019
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En vísperas de la Navidad el Ayuntamiento de Tomelloso presentaba la línea de autobús que, con salida de Tomelloso, recalaría en Argamasilla de Alba, Socuéllamos y Pedro Muñoz con la intención de facilitar las compras navideñas y beneficiar al comercio y hostelería de Tomelloso. También se marcaba el objetivo de acercar su programación navideña y “patrimonio” (sic), dinamizando de alguna forma el turismo. El Bus Tomelandia (el nombrecito ya se las trae), de la empresa concesionaria que cubre el servicio urbano en Tomelloso, constaba de 55 plazas y el periodo a cubrir comprendía del 26 de diciembre al 5 de enero.


Como el rosario de la aurora. Nada más iniciarse el servicio, el Alcalde de Pedro Muñoz hacía pública una nota denunciándolo por invadir competencias municipales, dudando de las preceptivas licencias y otras cuestiones legales, poniéndolo por ello en conocimiento de la Consejería de Fomento. Poco después, el Alcalde de Argamasilla de Alba y la Alcaldesa de Socuéllamos se pronunciaban en parecidos términos, con el apoyo unánime de sus respectivos plenos municipales. Se da la circunstancia de que los Ayuntamientos de Argamasilla de Alba y Pedro Muñoz son del mismo signo político (PSOE) que el de Tomelloso.


En una precipitada rueda de prensa, el concejal de promoción económica del Ayuntamiento de Tomelloso anunciaba la suspensión de la línea de bus debido a las denuncias de los ayuntamientos y de particulares. A su entender, hay disparidad jurídica a la hora de interpretar los hechos, dependiendo de la fuente a la que se consulte. Ni una sola palabra de disculpa a los ayuntamientos, comercios y ciudadanas de las poblaciones afectadas. Nada de autocrítica, lanzando balones fuera contra la oposición (PP y Cs). Acierta al lamentar la falta de líneas de bus comarcales, cosa que es competencia, por cierto, del Gobierno regional (de su partido), que no ha hecho prácticamente nada por revertir las medidas tomadas al efecto y en su día por el Gobierno de María Dolores de Cospedal.


La Alcaldesa de Tomelloso contactó con los alcaldes, después de producirse el lío. Ni ella ni nadie del equipo de gobierno tuvieron antes la deferencia de comunicar a sus homólogos la puesta en marcha del bus. En medio de todo, Podemos de Tomelloso sacaba una nota de prensa criticando los 6.000 € que costaría a las arcas municipales esta burda, inoportuna (y quien sabe si ilegal) operación comercial.


Aparte de las cuestiones legales, que no son desde luego peccata minuta y del dudoso sentido de la oportunidad y de la corrección política-institucional entre iguales (los ayuntamientos de las cuatro poblaciones), se abre el interrogante de quien o quienes van a asumir la cuantía de las sanciones, en el supuesto de que las denuncias prosperen y acaben en copiosas multas económicas. ¿Recaerá la infracción en el Ayuntamiento de Tomelloso o en BogasBus?. ¿Corresponderá al Ayuntamiento de Tomelloso la condición de responsable subsidiario, en el “mejor” de los casos?. ¿La tendremos que pagar de nuestros bolsillos las vecinas de Tomelloso?. Y una última pregunta más ¿Los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Tomelloso han actuado con diligencia en toda esta historia?


Pero por encima de las disquisiciones expuestas y las que cada lectora se haga por su cuenta, quisiera destacar lo que sigue: el desprecio e indolencia del Ayuntamiento de Tomelloso hacia los pueblos vecinos. Pues no puede valorarse de otra manera el trato dado a Pedro Muñoz, Argamasilla de Alba y Socuéllamos.


¿Es justificable la promoción comercial, turística y de cualquier tipo de Tomelloso en base a unas relaciones construidas en arquetipos neocoloniales respecto a los municipios más cercanos? Desde luego que no; estamos hablando de un despropósito y una falta de respeto a esas poblaciones. Y probablemente de un agravio a sus comercios, sostenidos contra viento y marea por generaciones de familias. Eso por no hablar de que el atractivo de Tomelloso es ciertamente exiguo, a no ser que pretendamos hacer de la hostelería el factor culminante de nuestra idiosincracia y meta existencial. O de que la mayor demanda de consumo (en Navidad y en cualquier época del año) se concentra en las grandes superficies de las grandes urbes… Obviamente, Tomelloso no es Madrid ni Milan. Ni siquiera Alcázar de San Juan.


Está bien apoyar el tejido productivo de la localidad, proyectándolo hacia fuera. Nadie discute eso. Pero por favor, hagámoslo desde el respeto al resto de realidades territoriales (por cercanas que sean) y con los debidos consensos.


Ni Tomelloso es la Capital de la Mancha, ni los pueblos vecinos son colonias.

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