Opinión

¿Y qué es la verdad?

Fermín Gassol Peco | Sábado, 20 de Abril del 2019
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En una sociedad llena de desconocidos y voluminosos intereses económicos, la verdad se encuentra tan prostituida como arrinconada y la mentira se pavonea como la reina de la noche. Nada es verdad o mentira, todo se torna del interesado color del cristal económico y político social con que se mira. 

 “Sontenella y no enmendalla”, esta es la postura que muy frecuentemente el ser humano adopta cuando sabe a ciencia cierta, en conciencia, que se ha equivocado. El orgullo personal, la pereza, el respeto humano, el qué más da,  el miedo a la verdad y sus consecuencias o en la mayoría de los casos, intereses más o menos inconfesables, hacen mantenernos en la postura errada, contribuyendo así a cometer un acto de torpeza del que tarde o temprano, las mismas circunstancias o los damnificados obligarán a rectificar aunque es verdad que a veces esto se dé con demasiada tardanza, tanto para el arrepentimiento de quien lo provoca, como para la liberación o restitución personal y social de aquellos que lo han sufrido. 

Y es que la verdad es una realidad tan tozuda que casi siempre se acaba saliendo con la suya. Podrá tardar más o menos tiempo en salir a la superficie, pero al fin se hará presente.  Como diría Lloyd Wright  “La verdad puede ocultarse, pero no extinguirse”, porque la verdad permanece eterna. Lo que desgraciadamente si sucede en demasiados casos, es que mientras tanto, en este tiempo, la mentira dejará a muchas personas y nombres sepultados mientras viven. 

Mantenerse a sabiendas en una postura equivocada solamente puede ser debido a dos motivos, la cobardía o la mentira. En ambos casos a decir del fénix de los ingenios, “Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo”. En cuanto a la primera, la cobardía, sin querer justificarla, se torna mucho más humana y comprensible que la segunda, aunque ambas sean representativas de personas poco inteligentes o de escasa conciencia. Porque toda ausencia de verdad, toda mentira no tiene nunca un efecto neutro. Excepto en las mentiras piadosas la falta a la verdad siempre tiene connotaciones desfavorables para otros, más o menos graves.

Hoy, la mentira se ha consolidado como un arma defensiva que se antoja legal y hasta moral si con ella conseguimos mantenernos a salvo. En una sociedad con una ética poco practicada y relativizada, la mentira puede estar tomando carta de naturaleza legítima y necesaria para cubrir el trayecto y el proyecto de nuestras vidas. 

Entre la existencia de verdades evidentes, otras que resultan ser más discutibles o completamente subjetivas, la mentira cobra fuerza incluso entre las verdades que resultan ser más comúnmente aceptadas. Hace unos años, un conocido de quien esto escribe, dedicado toda su vida al cuidado de su rebaño hubo que personarse en un juicio. Sus impresiones al terminar resultaron tan primarias, como exactas. “Hablaba uno, y tenía razón en lo que decía, pero el caso es que cuando lo hacía otro, de manera contraria, también tenía razón en lo que expresaba. Todos tenían razón”. O la complejidad que en muchos casos contiene la verdad. “Tu verdad no; la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”. Antonio Machado Y es que existen verdades que son simples por notorias y evidentes, pero hay otras muy complejas que resultan mucho más dificultosas de abarcar, definir y concretar. 


La verdad o la mentira siempre causan un surco en las conciencias. La verdad traza el surco de la paz y liberación, (“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Joan Manuel Serrat) mientras la mentira lo hace de inquietud porque siempre tendrás que acordarte de esa mentira para poder casarla con las que después te veas obligado a decir. La mentira tiene el incómodo inconveniente de tener a la memoria en tensión para seguir fabricando la falsa historia…en una huida hacia un callejón más o menos largo…pero siempre sin salida. “Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada”. Mark Twain.

.¡Y qué es la verdad? Nadie supo contestar a esta pregunta lanzada por Jesús de Nazareth. La Verdad os hará libres, dijo en otra ocasión…y todos sabemos que es cierto. Nada nos libera más que decir y obrar con la verdad por delante. Sin embargo pocos valores se hayan hoy en día tan desacreditados como la verdad. Quizá sea debido a que en demasiadas ocasiones la verdad no sólo no sirve para “beneficiar”, sino que nos “complica la vida”. Tanto es así que “en una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”. George Orwell.


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