Cuatrocientos veinte alumnos se han distribuido en los talleres de artesanía con hilos y bolillos, diseño y fotografía digital, yoga, restauración del mueble, informática, dibujo y pintura, bailes de salón y guitarra que se han impartido desde octubre a mayo.  Todos los talleres tuvieron su espacio en la multitudinaria clausura de ayer. Hubo actuaciones de los talleres de guitarra y bailes de salón, se proyectaron vídeos, se mostraron los cuadros de pintura y dibujo, también los muebles restaurados y los trabajos realizados con hilos y bolillos.

“Siempre supone un gran alegría clausurar la Universidad Popular con esta exposición de todos los talleres, -señalaba María Rodríguez-. Me siento muy orgullosa de los monitores que se entregan y se dedican al máximo y por esta razón las cosas salen tan bien. Al fin y al cabo, un proyecto de Universidad Popular tiene su esencia en la atención a las personas. Muchas de ellas encuentran salidas en la Universidad a sus aficiones, a cosas que no pudieron hacer en otros momentos de su vida. Resulta muy gratificante que personas que ni siquiera pudieron ir al colegio ahora aprendan informática”.

La  directora de la Universidad Popular valoró el hecho de que “todas las plazas que ofertamos en los cursos se llenan e incluso tenemos gente en reserva por si falla alguien. El grupo de yoga es el mayoritario. Le viene muy bien a la gente que viene a relajarse, a concentrarse, a superar procesos depresivos o detener la pérdida de memoria”.

 La gente hace auténticas preciosidades en la Universidad Popular, pero los productos que se elaboran no se venden. “La gente se los queda para sí misma o para sus familiares. En todos los talleres se ve como va subiendo el nivel, aprenden mucho”, explicaba Rodríguez que también destacó el amplio abanico de edades de los alumnos. “Tenemos gente muy joven, personas de mediana edad, jubilados, muchas mujeres e incluso algunos estudiantes”.

María Rodríguez reflexionaba sobre la importancia de la Universidad Popular “que viene a complementar  la oferta que se ofrecen en otros sectores como el Centro de la Mujer o en los talleres de acción comunitaria. Lo importante es que los cursos se siguen llenando y ya me gustaría a mí disponer de mayor presupuesto para contar con una universidad más potente, pero de momento, lo que tenemos  funciona muy bien”.