Opinión

Fotografiando la libertad

Fermín Gassol Peco | Sábado, 15 de Junio del 2019
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La libertad, ¡ay la libertad! Situación humana siempre añorada, prohibida durante mucho tiempo en demasiados lugares, despreciada por muchos también hoy y poco conocida por la mayoría en toda su verdadera y profunda dimensión. 

De los muchos anuncios que invaden habitualmente las páginas de nuestros periódicos cierto día vi uno que me sorprendió por su expresividad. Se trataba del anuncio de un concurso fotográfico que tenía como tema: “Fotografiando la libertad”. Como reclamo, mostraba a un imponente felino corriendo con todas sus fuerzas. Una imagen que sin duda se antojaba extremadamente bella. 

Presumo que la idea que movía a este concurso no era para nada de carácter filosófico sino puramente estético y comercial; sin embargo me resultaron cuanto menos curiosas dos cuestiones en la ambiciosa finalidad que pretendía lograr este anuncio: La primera el utópico deseo de querer captar algo a la vez tan expresivo como íntimo e interior y por ello tan poco abarcable como es la libertad y la segunda, el intento de congelar en una imagen un concepto tan grande, profundo y subjetivo.

 Si tomamos el concepto de libertad como aquello que hace referencia a la ausencia de ataduras físicas, esa libertad sí es muy fácil recoger en una imagen y cómo no, es la libertad de la que hay que partir para poder seguir hablando de otras libertades. Es la libertad que nos quería presentar la fotografía del anuncio.

 Otra libertad menos fácil de fotografiar es la que se refiere a la libertad intelectual, esa que no es tan visible como la material pero que sí puede ser captada de manera más profunda en los rostros de tristeza de quienes padecen su ausencia. 

Porque existe la libertad exterior, la libertad espacial pero también la libertad de pensamiento; ambas se ejercitan mientras no existen barreras materiales ni presiones económicas, ideológicas y sociales. Que con la frase del dramaturgo austriaco Franz Grillparzer “Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo”, queda “fotografiada” de manera expresiva un concepto más amplio de libertad. 

Pero el concepto de libertad tiene otro componente más profundo y último. La libertad hacia uno mismo, la libertad de todo aquello que en nosotros supone un obstáculo para lo que en el fondo quisiéramos ser y hacer. La imagen de la libertad física e intelectual tiene en esta libertad su culmen porque supone la superación de la esquizofrenia entre lo que deseamos, podemos y queremos, entre aquello que nuestra conciencia nos dice y lo que nuestras naturales inclinaciones nos seducen. 

Montesquieu, uno de los filósofos más preclaros de la ilustración “fotografió” la libertad como pocos lo han hecho. “La libertad consiste en poder hacer siempre todo aquello que se debe hacer”. Síntesis de una fotografía, radiografía y escáner existencial de aquello que define a la libertad en toda su verdadera y profunda dimensión.


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