Fueron sonando temas y en muchos de ellos Adrián Osuna puso la voz como a un fado de Carlos Cano, varios temas de rock and roll o a ese Raphael que magistralmente clava en las imitaciones. Osuna bajó varias veces del escenario para animar al respetable a que dejara las sillas y moviera su anatomía. Bailaron parejas, otros los hicieron en solitario y también grupos más numerosos como en ese famoso baile del Coyote en el que demostraron compenetración y mucha soltura.

En repetidas ocasiones apareció la trompeta de Adrián Osuna para interpretar pasodobles y otras conocidas canciones  que fueron haciendo muy agradable la velada. La saludable afición al baile se ha puesto de moda en Tomelloso y son muchas las personas que durante el año forman parte de algún grupo organizado. 

Osuna y Quiralte alargaron la fiesta todo lo que pudieron con sus canciones y buen humor y lo agradeció un público que se lo pasó muy bien en un recinto decorado con mucha elegancia. La iluminación de la fuente y las tiras de pequeñas luces que se colocaron en diversos puntos también contribuyeron a crear buen ambiente.