Les confieso que soy un apasionado defensor de esa fuerza
irresistible que nos impulsa para intentar vivir a nuestra manera; un enamorado
a ultranza de la libertad. Seguro que ustedes corroborarán esto que digo, que
todos anhelamos vivir con la mayor libertad que deseamos, pero dirán también:
¡el único problema está en que no nos dejan! La pregunta a hacernos entonces
sería ¿Qué o quiénes son los que no nos dejan ser completamente libres?
“Se vive como se puede, no como se quiere”, expresamos con mucha
frecuencia y cierto es pero en parte solamente. Mahatma Gandhi decía que “No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta
en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad
interna”. La libertad como un atributo natural del hombre que ha de ser
desarrollado primero en el interior para poder solventar acertadamente las
distintas opciones o alternativas que el mundo, las circunstancias y los demás,
la vida en suma, ofrece. Es decir que la libertad es como esa asignatura que
encontrándose de manera innata en el hombre, nunca acaba de aprender. Quizá se
trate de la mayor paradoja del ser humano.
La historia del hombre, la
historia de la humanidad es la historia de su libertad, de nuestra libertad. Es
por eso que podemos decir con toda propiedad que la libertad nació al mismo
tiempo que lo hizo el primer ser humano y en consecuencia podemos colegir
también que la libertad es un atributo humano y solamente humano. La libertad
es pues, esa facultad que diseña la historia de cada ser como individuo pero
también como integrante de la sociedad en la que está inmerso y esta historia
así vivida, solamente puede ser considerada como tal si está basada en
continuos actos de libertad.
Historia
y libertad son pues, dos conceptos que no pueden separarse en cada proyecto de
vida porque sin libertad no se puede hacer historia y sin la posibilidad de
hacer historia no podría hablarse de libertad. La historia es un proceso vital
abierto que lejos de ser considerado como algo lineal, unívoco y preconcebido,
se da en él de manera permanente, el acontecimiento, esto es, lo imprevisto, el
discontinuo y la pluralidad. Y la libertad consiste precisamente en poder y
saber elegir en cada momento lo que nos es idóneo ante lo imprevisto y plural
para llegar a ser uno mismo, que es lo mismo que decir ser más libre todavía.
De
ahí que el hombre sea el único ser sobre la tierra que puede hacer historia,
porque es el único capaz de discernir y optar entre las posibilidades que la
vida y las circunstancias le ofrecen. Esa misma capacidad de vislumbrar la
existencia de varios caminos por los que cada cual puede continuar trazando su
futuro es la que lo diferencia de cualquier otro ser vivo. Por eso el hombre es
el único que ha evolucionado de todos ellos. Porque tanto la libertad como la
historia no son consecuencia de un aprendizaje, sino de una opción abierta de
futuro.
Sin
esta fundamental capacidad de optar, el hombre no habría sabido elegir entre el
bien y el mal, entre aquello que lo hace más libre o más esclavo de sí mismo y
de los demás. La completa identidad de cada uno solamente se logra con la
acertada elección de aquello que nos hace más libres como seres inmersos en una
sociedad porque la libertad no es solamente un atributo individual, sino
colectivo. Nadie es libre verdaderamente si consiente y provoca con su
comportamiento el menoscabo de la
libertad o la esclavitud del otro que tiene al lado. Por eso la afirmación de
Sartre: ”Mi libertad
termina donde empieza la de los demás” se torna en algo pobre, estrecho y mezquino; en un
concepto individualista y arrojadizo de la libertad.
En el preciso momento que el
primer hombre optó por desobedecer al Creador que es lo mismo que decir a su
conciencia, haciendo uso de su plena libertad, marcó para siempre el camino del
género humano. Con su opción, Adán convirtió aquello que poseía ya en plenitud,
en un ansiado anhelo. Pasó de conocer la verdad y la libertad natural a tener
que buscarlas de nuevo y conquistarlas, a mantener una permanente lucha consigo
mismo para elegir el camino que es liberador y que dirige a la verdad.
La historia de la libertad es
pues la historia de la búsqueda de la identidad de la persona, es decir, del
hombre en relación; la libertad como elemento conductor del comportamiento
social. Como diría Platón “la libertad está en ser dueños de nuestra propia
vida”…colectiva, me atrevo a añadir yo.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
Sábado, 20 de Abril del 2024
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