Una circular del Ministerio de Asuntos Exteriores hecha
pública a mediados de la semana pasada alertaba de la alta probabilidad de
atentado terrorista en los campamentos de refugiados de Tinduf, al sur de
Argelia. Según los servicios secretos españoles, la fuente de información es
seria y creíble, basándose en la creciente actividad de grupos armados en la
zona, en particular en Níger, Burkina Faso, y sobre todo en el norte de Malí.
Destaca el Estado Islámico del Gran Sáhara (ISIS-GS), una escisión de Al Murabitum, franquicia de Al Qaeda en
El Sahel.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría en el seno de
cooperantes y activistas españoles que desde hace muchos años alivian las
penalidades en los campos de refugiados, en un exilio que dura casi medio
siglo. También en cientos de familias que participan en el Programa Vacaciones
en Paz, que durante el verano acogen a alrededor de 4000 niños y niñas
saharauis para pasar una breve estancia en nuestro país y escapar de una
realidad desgarradora de privaciones y condiciones de vida muy duras. Una
iniciativa solidaria que además de facilitar atención médica básica, permite
estrechar lazos con un pueblo hermano dejado en la estocada por la negligencia
del Gobierno español, que incumplió sus obligaciones como potencia ocupante
tras ponerse en marcha la famosa Marcha Verde (1975) del rey de Marruecos
Hassan II. El anuncio de Exteriores tiene lugar justo antes de la llegada
prevista de 360 españoles de visita a los campos, aprovechando el puente de la Constitución.
Según testimonios de cooperantes experimentados y curtidos,
el comunicado de Exteriores es infundado. Máxime, sostienen, cuando las medidas
de seguridad en estos poblados han ido a más. Ni la MINURSO (misión de Naciones
Unidas en el Sáhara Occidental), ni la RASD (República Árabe Saharaui
Democrática), ni las ONGs, ni el Gobierno de Argelia han transmitido ninguna
inquietud sobre la inminencia de un ataque terrorista.
Hay quien opina que es una maniobra del Gobierno de Madrid
para contentar a Marruecos, incómodo ante la presencia europea en estos
precarios recintos en mitad del desierto. De hecho, el anuncio de Exteriores
coincidía con el recibimiento al ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser
Bourita, por parte de Pedro Sánchez y Josep Borrell, ambos por separado, en el
Palacio de la Moncloa.
¿Qué está pasando?
La Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el
Sáhara, el resto de plataformas y las delegaciones saharauis repartidas en nuestro
país han desautorizado la alerta. Conocedoras del terreno, se apoyan en el
desmentido del encargado de seguridad de la MINURSO. Ponen la mirada, por otra
parte, en la celebración - entre el 19 y
el 21 de diciembre - del 15º Congreso del Frente Polisario (que ha avisado que
va a revisar su estrategia en el proceso de paz), que explicaría la
preocupación de Mohamed VI, y también quizá la de sus benefactores
internacionales (Estados Unidos, Francia y España)
Desde mi punto de vista, no habría que desmerecer o
infravalorar la información ofrecida por los servicios secretos. Es real la
amenaza terrorista en el Sahel, así como el riesgo de penetración de estos
grupos insurgentes en Tinduf, Rabuni y en el resto de campos. Ahora bien ¿No se
podría haber hecho de forma confidencial y discrecional, evitando el alarmismo
que ha podido provocar?. Una cosa es ofrecer cumplida información partiendo de
un enfoque preventivo, y otra distinta es transmitir la (falsa) imagen de que
los campamentos no son seguros, y por tanto están en peligro las vidas de las
personas que allí se encuentran.
Instigar el temor entre los cooperantes para que huyan en
desbandada le viene muy bien al Reino de Marruecos para intervenir con
impunidad, si los acontecimientos lo requieren, ocultando inquisitoriales
miradas. De lo que saben bastante, por cierto, los políticos de nuestro entorno
cuando tratan de visitar la zona; este mismo fin de semana, a una delegación
del Parlamento vasco se le impidió bajar del avión en el aeropuerto de El Aaiún,
teniendo que coger el vuelo de regreso a Gran Canaria.
Reparar un error
histórico
El Gobierno, en funciones, de Pedro Sánchez ha actuado de
manera irresponsable. La población saharaui confinada depende en exclusiva de
la ayuda humanitaria, en buena medida proporcionada por la sociedad española.
Interrumpir abruptamente este vínculo es una invitación al ostracismo
internacional (más del que ya sufre), y peor aún, podría afectar a su
supervivencia en el obvio caso de no recibir suministros de ninguna clase.
Un capítulo más, vergonzoso e impresentable, del Gobierno
español, que en vez de intentar reparar un error histórico, prosigue desoyendo
el anhelo de paz y autodeterminación del Sáhara Occidental, laminando, si hace
falta, el inquebrantable afecto y compromiso de la sociedad española hacia un
pueblo hermano.
Menos mal que a los cooperantes, nada ni nadie les moverá.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Martes, 23 de Abril del 2024
Miércoles, 24 de Abril del 2024
Miércoles, 24 de Abril del 2024
Miércoles, 24 de Abril del 2024