Opinión

Miguel Ángel Gómez Perona, músico

Pilar Serrano de Menchén | Martes, 10 de Diciembre del 2019
{{Imagen.Descripcion}} Miguel Ángel Gómez / Foto: Javier López Miguel Ángel Gómez / Foto: Javier López

Trae diciembre su luz navideña para que nos refugiemos en la esperanza de hacer posible un mundo mejor. La unión de voluntades suma en este tiempo angosto que vivimos, tan falto a veces de generosidad, tolerancia y cariño, para que, en tan estrecho cauce, haya sensibilidades que  se unen y reúnen para vestir de limpio nuestro vivir. 

Y es la música donde no puede haber cosa mala, que dijo Cervantes, la que va poniendo hitos de convivencia y solidaridad para que todos nos miremos en ella. Y en esta parte del porvenir se halla Miguel Carlos Gómez Perona, músico que va caminando por la vida con una hogaza de esperanza en las manos. Su entusiasmo matiza cada paso de un poso altamente significativo para la tierra que lo vio nacer. Su descanso es el trabajo, con el que va engrandeciendo a esta Mancha en la que, según el pintor de Tomelloso López García, no hay nada que estorbe a la mirada. 

Y a la vista está que Miguel Carlos es igual que el recio viento manchego que mueve aspas de molinos verdaderos e imaginarios y musicalmente los retrata y nos retrata. Soñador y vehemente, su capacidad de trabajo muestra la multiplicidad de un carácter siempre abierto a elevar el nivel musical de su ámbito. Un nivel que hizo posible ayudara a la creación (en Argamasilla de Alba los primeros tiempos sin emolumentos) de varias bandas de música: “Maestro Martín Díaz” y Juvenil de dicha Agrupación Musical; más el “Grupo de Viento Maestro Moragues” en Socuéllamos, con los que ha cosechado grandes éxitos, grabado numerosos discos y protagonizado importantes eventos. Es asimismo fundador y director titular de la Banda Provincial de Música de Ciudad Real, compuesta con músicos de varias localidades de la provincia. 

Pero como para Miguel Carlos la música es la mira de su vivir y el atril donde coloca las partituras el germen donde siembra los sueños, va para dieciocho años que, junto al conocido, laureado y prestigioso compositor valenciano Ferrer Ferrán, junto con el Ayuntamiento, creó un Curso Internacional de Bandas de Música, que se ha convertido, bajo la dirección de Ferrer Ferrán,  en una referencia mundial en la dirección de vientos. El mencionado Curso, más las bandas que tocan bajo su batuta, junto a la creación, también por voluntad municipal, de la Escuela de Música, dirigida por Miguel Carlos y donde da clases de viento, madera y percusión, es sólo un ejemplo del palmarés de un hombre singular y especial, hijo de Tomelloso, donde inició su andadura musical junto al profesor y director, entonces de la Banda Municipal, don Onofre Prohens Capó. 

Posteriormente, tras un periplo estudiantil en Madrid, siendo director de las bandas mencionadas, ha llevado a cabo una gran labor como arreglista en el campo de la música de cámara y transcripciones para bandas de música. También ha compuesto varias obras entre las que destacan: «Canto a Argamasilla» y «María y Nostalgia». Asimismo ha sido fundador y director de la revista musical "Allegretto" y "Tesis". 

Pero como dijera el poeta de Argamasilla Vicente Cano, en la Mancha sus gentes son de luz y asombro, Miguel Carlos no sólo asombra por su capacidad creadora, sino que regala su luz, su disposición y predisposición, para ir ampliando con nuevos retos su devenir personal en un periplo donde los ecos de sus pasos son música sonora y bienhechora. Siempre atento a las diversas y variadas solicitudes que se le hacen, camina donando sus horas en un ejercicio aleccionador de entrega y compromiso social

Ahora, permítasenos recordar que no podemos olvidar en su andadura a los Académicos; porque en este encuentro musical con Miguel Carlos, hemos sido testigos de excepción de su primer concierto en nuestra localidad; ya que fue en una actividad organizada por nuestra Asociación, entonces presidida por la que sería Madrina de la Agrupación “Maestro Martín Díaz”, doña Pilar Amat, cuando 11 músicos, rescatados de la antigua Banda que había dejado su labor hacía unos veinte años, la renovada Agrupación interpretó, como decimos, varias piezas musicales en un concierto verdaderamente notable dada la carestía de músicos. Concierto que se celebró después de un emotivo recital poético del recordado poeta argamasillero, ya nombrado, Vicente Cano,  un 18 de Abril de 1993: actos que conmemoraban el Día del Libro que se celebra el 23 de dicho mes. 

Años después, el 26 de septiembre de  1999, Miguel Carlos, siendo presidente Rodolfo Mateos, fue nombrado «Académico de la Argamasilla»; título que, aunque burlesco por Cervantes, nos enorgullece tenerlo, al situarnos en un lugar privilegiado de la primera parte del Quijote. Fue su defensor un extraordinario cervantista y musicólogo, el catedrático Santiago A. López Navia. Participaron en la fiscalía la profesora de música Ana Moyano y la arpista, catedrática y concertista internacional, Mª Rosa Calvo-Manzano. En este acto se estrenó por primera vez, tocada por una banda con arreglos de Miguel Carlos, la pieza musical de Manuel de Falla «El Retablo de Maese Pedro»; obra, como se sabe, fue compuesta para ser interpretada en los conciertos privados que ofrecía en París la princesa de Polignac, a quien está dedicada por el maestro Falla junto a la dedicatoria  Cervantes. 

Y en este soporte musical y vivencial del manchego Miguel Carlos, que muy deslavazadamente hemos narrado, hemos de anotar que, hace unos días,  en la “XIX Gala Nacional de Villancicos, Memorial José María Cepeda”, celebrada el pasado día 7 en el Teatro Auditorio de Tomelloso; gala que fue presentada por Ángela Lozano y  organizada por el “Coro Rociero Jesús del Perdón” de Tomelloso, actuando también el “Coro Romero Voces de la Sierra de Pozoblanco” y “Coro Amigos del Rocío de Córdoba”, más la Agrupación Musical “Maestro Martín Díaz”, y el “Grupo de Viento Maestro Moragues” de Socuéllamos, sus músicos y los organizadores le rindieron un emotivo, bien merecido, homenaje a su director, entregándole como recuerdo una alegoría musical. 

Con estos mimbres tejemos hoy nuestra admiración a Miguel Carlos Gómez Perona. Y lo hacemos ahora, que el día, con el aire lleno de música, escribe en sus mañanas la luz y la historia de un hombre sencillo e idealista. Y lo hace en estos territorios vinateros nuestros, donde el brindis musical suyo hace época mostrando es posible que numerosos jóvenes hallen en la música su camino y su ilusión. 

Y en este numérico encuentro musical nos hallamos, admirados del concierto y armonía que un hombre de nuestra tierra regala por amor a la música y a engrandecer una tierra donde lo tranquilo hace la vida, siempre al asomo del trabajo y la generosidad. 

Que don Quijote, símbolo de los ideales y sueños, lo acompañe. Sea.


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