Opinión

Misiva a sus Majestades los Reyes Magos

Daniel Cuadrado Morales | Sábado, 4 de Enero del 2020
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Muy estimados: 

Antes de nada, agradecerles el esfuerzo realizado para venir hasta aquí. Imagino que, en su largo viaje hasta estas frías tierras del centro de España, habrán ustedes presenciado multitud de lugares y situaciones; desde la capa de contaminación que asola la India, hasta la larga, horrible y sangrienta guerra de Siria. ¿Quién sabe? Igual su caravana real se ha topado con alguna columna de refugiados. Si es así, espero que parte de su carga haya ido a parar a esas personas. La mayoría de aquellos niños no tienen árbol para que dejéis regalos y la mayoría de los padres no podrán dejar un zapato con alimento para vuestros camellos. Sin embargo, para todos ellos, también es Navidad.

Supongo que al bordear la costa habréis podido ver también algún que otro barco cargado de personas que huyen de un conflicto que no entienden. Tal vez, ya que sois magos, podáis conseguir que se abran algunos puertos para que, aunque sientan frío, ya no sientan miedo.

Vosotros, y disculpad el tono familiar, que lleváis mucho tiempo recorriendo Europa —y buena parte del mundo— ¿No habéis visto como los caminos, los mares...se van ensuciando? Quizá podáis repartir algunas dosis de cordura para que, en lugar de actuar, critican a los que alzan su voz, aunque sean niños.

¡Ah! Os pilla un poco lejos, pero os dejaré provisiones para que os paséis también por Australia, que necesitan toda la ayuda posible para luchar contra los incendios que ahogan a humanos y animales.

Es fácil y lógico pensar que, a lo largo de vuestras andaduras a través del tiempo, hayáis perdido parte de vuestra fe en la humanidad (yo también la pierdo). Si es así, depositad vuestra fe en el resto de seres vivos que comparten esta, todavía, bella esfera azul: los que habitan en las selvas que destruimos impunemente por la palma, los que moran en las profundidades abisales de los océanos y cuyo único contacto con el hombre es el plástico que les dejamos para ensuciar su casa, en los que han visto cómo sus cumbres heladas en el Himalaya se transforman en vertederos...es por ellos por los que hay que esforzarse.

Con respecto a mi país, dejad algo de sentido común para que ni los extremismos se alcen y para que, entre otras muchas cosas rotas, mujeres y hombres avancen por una senda de igualdad real donde ellas tengan el mismo derecho que nosotros a caminar seguras por las calles.

Para mí, no pido nada. Tengo la fortuna de tener familia y amigos, de estar sano y de nunca faltarme un plato de comida. Para lo demás, tengo ganas y energías suficientes para luchar por mis metas y, sobretodo, el ánimo por legar un mundo mejor del que yo he conocido. 

Con afecto:

Daniel Cuadrado Morales, un habitante más. 

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