Tomelloso

Gran éxito de Campe Diem con “Lady Violet” que pone un brillante final a la Muestra Local de Teatro

Francisco Navarro | Domingo, 16 de Febrero del 2020
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Carpe Diem cosechó un gran éxito este sábado con el estreno de “Lady Violet”. Una obra escrita y dirigida por Miguel Ángel Berlanga que ponía el broche de oro a la XXVII Muestra Local de Teatro de Tomelloso y que no dejó a nadie indiferente. El estrenó levantó una gran expectación lo que hizo que se vendieran todas las entradas de la función. El público dedicó una gran ovación a la compañía que tuvo que saludar varias veces.

“Lady Violet” es una obra densa y turbadora; una espiral trágica, que no nos da respiro. Con un ambiente asfixiante, el libreto de Berlanga no deja relajarnos. En el mejor estilo gótico, la tragedia no tiene tregua, avanza sin descanso, inquietante, inoculándose en un público que se refugia sonriendo en las poquísimas ocasiones que la función lo permite. A veces, la obra se nos antoja excesiva, como una canción de Héroes del silencio. Otras veces imaginamos que la Villa Diodati (la casa de Lord Byron en Suiza en la que se reunieron el poeta, Mary Shelley, su marido Percy y el doctor Polidori y de donde salió “Frankenstein o el moderno prometeo”) podría haber sido la mansión Bourne, donde transcurre “Lady Violet”.

Es una obra incómoda, con muchas aristas y un relato difícil que no nos deja descansar, no permite que nos dejemos caer tranquilos en nuestro asiento. “Lady Violet” (Berlanga), exige mucho al público y el respetable accede, se deja llevar por los terribles vericuetos románticos del montaje.

La obra tiene una cuidada escenografía: “en el salón de una gran mansión medio derruida; una escalinata central, un maravilloso ventanal gótico presidiendo el gran salón” y un vestuario magnífico. La música contribuye a mantener ese ambiente asfixiante que señalábamos. Destaca un montaje muy cinematográfico superponiendo personajes y tiempos distintos en muchas escenas.

“Lady Violet” es metateatro, teatro dentro de teatro. La función comienza con una carta de amor, de un amor disimulado por los convencionalismos de la época. La misiva, envuelta en un trágico suceso va acompañada por una obra de teatro, “Lady Violet”, con el encargo “de que algún día se viera representada sobre las tablas de un teatro”. Y así, conocemos la historia de una estirpe marcada por la tragedia, un relato que es, como acertadamente señala el programa de mano, “misterio, esperanza, miedo, abuso, locura, dolor, negación, agonía, deslealtad, incondicionalidad, sumisión, altivez, duda, venganza, soledad, cárcel y muerte”.

“Lady Violet” se sustenta gracias a un gran trabajo de los actores. Se trata de una obra coral en la que todos los que suben al escenario actúan excelentemente, gracias a una gran labor de dirección. Cristina Marín interpreta a Lady Violet, nos deja boquiabiertos y conmovidos con sus increíbles cambios de registro, con su estupenda interpretación es la encargada de relatar la tragedia que marcó, marca y marcará para siempre la mansión. Alberto Palacios es el joven periodista Alexander Ivanov “un galán joven marcado por la tragedia”, contenido y solvente.

Montse García interpreta a la perfección a la altiva Duquesa de Chantal, nos muestra su grandeza y sus secretos con convicción. José Vicente Martínez es Archer, el servil criado, es capaz de enseñar al público a un lobo con piel de cordero. Lola Blanco da vida a Jesse de Bourne, la desequilibrada nuera marcada por la pérdida de su hijo, emocionando en sus apariciones. María Carretero interpreta a Geraldine, la niña que nos hiela la sangre acompañada por su desconcertante muñeca.

John Bantry, el amigo de Alexander, es Pedro García; a Honoria, la criada de Lady Violet, le da vida Graciela Berlanga; José María Apio es Robert Bourne, el marido de Jesse; Miguel Ángel Perales interpreta a Thomas Blunt (también al padre Abbot); Mercedes González es Ana de Blunt y Montse Quevedo da vida a la señora Harvey. Todos, como decimos, actúan con solvencia, gracias a su trabajo interpretativo se sostiene todo el entramado de “Lady Violet”.

Cuando llega el desconsolador final (cuentan que García Márquez lloró tras “matar” a Aureliano Buendía, no nos imaginamos lo que debe haber llorado Berlanga escribiendo el libreto), el público regaló una larga ovación a Carpe Diem. Los aplausos se prolongaron varios minutos y el autor y director también tuvo que subir al escenario a saludar.

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