Carpe Diem cosechó un gran éxito este sábado con el estreno
de “Lady Violet”. Una obra escrita y dirigida por Miguel Ángel Berlanga que
ponía el broche de oro a la XXVII Muestra Local de Teatro de Tomelloso y que no
dejó a nadie indiferente. El estrenó levantó una gran expectación lo que hizo
que se vendieran todas las entradas de la función. El público dedicó una gran
ovación a la compañía que tuvo que saludar varias veces.
“Lady Violet” es una obra densa y turbadora; una espiral trágica,
que no nos da respiro. Con un ambiente asfixiante, el libreto de Berlanga no
deja relajarnos. En el mejor estilo gótico, la tragedia no tiene tregua, avanza
sin descanso, inquietante, inoculándose en un público que se refugia sonriendo
en las poquísimas ocasiones que la función lo permite. A veces, la obra se nos
antoja excesiva, como una canción de Héroes del silencio. Otras veces
imaginamos que la Villa Diodati (la casa de Lord Byron en Suiza en la que se
reunieron el poeta, Mary Shelley, su marido Percy y el doctor Polidori y de
donde salió “Frankenstein o el moderno prometeo”) podría haber sido la mansión
Bourne, donde transcurre “Lady Violet”.
Es una obra incómoda, con muchas aristas y un relato difícil
que no nos deja descansar, no permite que nos dejemos caer tranquilos en nuestro
asiento. “Lady Violet” (Berlanga), exige mucho al público y el respetable
accede, se deja llevar por los terribles vericuetos románticos del montaje.
La obra tiene una cuidada escenografía: “en el salón de una
gran mansión medio derruida; una escalinata central, un maravilloso ventanal
gótico presidiendo el gran salón” y un vestuario magnífico. La música contribuye
a mantener ese ambiente asfixiante que señalábamos. Destaca un montaje muy
cinematográfico superponiendo personajes y tiempos distintos en muchas escenas.
“Lady Violet” es metateatro, teatro dentro de teatro. La
función comienza con una carta de amor, de un amor disimulado por los
convencionalismos de la época. La misiva, envuelta en un trágico suceso va acompañada
por una obra de teatro, “Lady Violet”, con el encargo “de que algún día se
viera representada sobre las tablas de un teatro”. Y así, conocemos la historia
de una estirpe marcada por la tragedia, un relato que es, como acertadamente
señala el programa de mano, “misterio, esperanza, miedo, abuso, locura, dolor,
negación, agonía, deslealtad, incondicionalidad, sumisión, altivez, duda,
venganza, soledad, cárcel y muerte”.
“Lady Violet” se sustenta gracias a un gran trabajo de los
actores. Se trata de una obra coral en la que todos los que suben al escenario actúan
excelentemente, gracias a una gran labor de dirección. Cristina Marín interpreta
a Lady Violet, nos deja boquiabiertos y conmovidos con sus increíbles cambios
de registro, con su estupenda interpretación es la encargada de relatar la
tragedia que marcó, marca y marcará para siempre la mansión. Alberto Palacios
es el joven periodista Alexander Ivanov “un galán joven marcado por la tragedia”,
contenido y solvente.
Montse García interpreta a la perfección a la altiva Duquesa
de Chantal, nos muestra su grandeza y sus secretos con convicción. José Vicente
Martínez es Archer, el servil criado, es capaz de enseñar al público a un lobo
con piel de cordero. Lola Blanco da vida a Jesse de Bourne, la desequilibrada
nuera marcada por la pérdida de su hijo, emocionando en sus apariciones. María
Carretero interpreta a Geraldine, la niña que nos hiela la sangre acompañada
por su desconcertante muñeca.
John Bantry, el amigo de Alexander, es Pedro García; a
Honoria, la criada de Lady Violet, le da vida Graciela Berlanga; José María Apio
es Robert Bourne, el marido de Jesse; Miguel Ángel Perales interpreta a Thomas
Blunt (también al padre Abbot); Mercedes González es Ana de Blunt y Montse Quevedo
da vida a la señora Harvey. Todos, como decimos, actúan con solvencia, gracias
a su trabajo interpretativo se sostiene todo el entramado de “Lady Violet”.
Cuando llega el desconsolador final (cuentan que García
Márquez lloró tras “matar” a Aureliano Buendía, no nos imaginamos lo que debe
haber llorado Berlanga escribiendo el libreto), el público regaló una larga
ovación a Carpe Diem. Los aplausos se prolongaron varios minutos y el autor y director
también tuvo que subir al escenario a saludar.
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Jueves, 25 de Abril del 2024
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