“La del manojo de rosas”, con letra de Anselmo Carrero y Francisco Ramos de Castro y música de Pablo Sorozábal se estrenó en 1934. La obra es un retrato naturalista de un feliz Madrid de los años de la República en el que, por medio del enredo, el humor y de un costumbrismo poco manido y estereotipado se transmite un potente mensaje social.

En la trama, un vodevil madrileño, un señorito disfrazado de mecánico, Joaquín, y un aviador, Ricardo, quieren conseguir el amor de Ascensión, “La del manojo de rosas”, una florista con conciencia que solo se casará con un marido de su clase. En la obra se suceden las partes musicales con números musicales, conocidos por el público, que hacen que éste se divierta, disfrute y mueva los pies. Dado el eclecticismo de la época en la que se compuso, “La del manojo” combina diferentes estilos musicales como el pasodoble, el chotis o el foxtrot.

Como anunciaba el previo, la obra contó con un reparto de grandes cantantes. Así, destacaron Irene Palazón en el papel de Ascensión y Antonio Torres como Joaquín junto al otro vértice del triángulo, Ricardo el aviador, a quien dio vida Moisés Molín. Germán Scasso se metió en la piel de Espasa, el redicho camarero y la pareja cómica de Clarita y Capó estuvo a cargo de Carolina Moncada y Juanma Cifuentes.

Don Daniel fue Ricardo Muñiz y de doña Mariana hizo de la actriz Beatriz de Urbina. El elenco lo completo un grupo de coro y figuración joven que contó el tomellosero José Ángel Treviño, Rodrigo Contreras, Christian Contreras y Gonzalo López. Silvia Domínguez, Virginia Esteban, María José Carrasco y María del Valle Robles los acompañaron en las tareas de coro y figuración.

Cabe destacar la parte instrumental que estuvo a cargo la Orquesta Filarmónica de La Mancha. Dirigidos por Francisco Moya, los músicos desde el foso interpretaron con solvencia los números de la celebrada zarzuela.

Todos esos ingredientes, combinados con una puesta en escena en la que se conjugaba el Madrid más castizo con las últimas tecnologías (no faltaron mapeados ni proyecciones de imágenes de la época), hicieron que la función fuese un éxito, recibiendo una gran ovación del público cuando cayó el telón.