Nos quedaban tantas confesiones por contarnos, tantos cafés por tomar, tantos momentos importantes que compartir...

Deseo haber sido para ti al menos la mitad de buen amigo, buen hermano, que has sido tú para mi. Qué bonita la vida que me puso en tu camino y qué cruel ahora que me alejó de ti. La herida que me deja tu partida no tiene cura.

Fuiste siempre un gran líder en todo lo que te sumergías, buena muestra de ello fue tu etapa como alcalde de Tomelloso y los numerosos compromisos sociales en los que te comprometías.

Fuiste también un apoyo increíble, aún que quizá tú no lo sabías por aquel entonces. Por eso y mucho más, te convertiste en lo que fuiste y siempre serás para mi.

Así te ve también mi familia, mis hijas, y así te recordaremos por el resto de nuestras vidas.

Teniendo tu bonito recuerdo y sabios consejos siempre presentes, permanecerás vivo en nosotros.

A un día de tu cumpleaños, y con lágrimas en los ojos, solo puedo decirte lo mucho que te quise y te querré.

Feliz cumpleaños allá donde estés, Ramón, que sé que será en el maravilloso lugar que mereces.