Opinión

A nuestros profes

Daniel Cuadrado Morales | Lunes, 5 de Octubre del 2020
{{Imagen.Descripcion}}

“Estoy en deuda con mi padre por vivir; y con mi maestro por vivir bien.” (Alejandro Magno)

“Aquellos que educan bien a los niños merecen recibir más honores que sus propios padres, porque ellos solo les dieron vida, mientras que aquellos les dieron el arte de vivir bien.” (Aristóteles)

 

He querido empezar estas líneas con esas dos frases, de Alejandro y Aristóteles, ya que el segundo fue maestro del primero. Y por todos es conocida la vida de Alejandro Magno, el mayor estratega de todos tiempos y, a mi juicio, un hombre con una visión del mundo que pocos han tenido. Fue —en gran medida— gracias a Aristóteles, que Alejandro se lanzó a su carrera hacia los confines del mundo, siempre buscando avanzar más. Sin lugar a dudas, Alejandro cambió el mundo.

Hoy en día, aunque ya no hay tierras que conquistar y con los avances tecnológicos podemos plantarnos en cualquier parte del mundo en cuestión de horas, la figura de nuestros profesores, maestros, docentes…sigue siendo de una importancia capital. Durante este 2020 estamos conociendo una cara muy amarga de la existencia. Y me refiero a nuestra existencia como especie. El mundo que conocimos siete meses atrás prácticamente no se parece en nada al que tenemos ahora. La civilización ha sido duramente castigada por el más pequeño de los enemigos: un virus. El COVID-19 ha trastocado todo aquello que dábamos por sentado. Se ha visto que, sectores de la sociedad que antes pasaban desapercibidos o que se daban por sentados (sanitarios, reponedores, cajeros, servicios de limpieza, cuerpos de seguridad, voluntarios, agricultores, transporte, correos…) han resultado pilares básicos en esta lucha que mantenemos. Sin ellos, no habríamos salido adelante. Y por ello les aplaudimos.

Sin embargo hay otro sector del que —quiero pensar que involuntariamente— parte de la sociedad, ha pasado de largo: me refiero a la educación. Todos nuestros maestros y profesores se han dejado la piel para poder adaptarse rápidamente a la nueva situación y, sin recursos, seguir formando y dando clase a sus alumnos, reinventándose como mejor han podido con los medios a su alcance. Si nuestra sanidad no ha dejado de lado a sus pacientes, nuestros profesores no han dejado de lado a sus alumnos. Cambiar todo el sistema de educación en cuestión de días ha sido una tarea colosal, titánica y, si las cosas no han salido del todo bien —falta de equipos, material, medios…— no ha sido, en ningún caso, por los maestros. Durante los peores meses de la pandemia he sido estudiante de la UNED, aquí en Tomelloso, y puedo dar testimonio de la enorme implicación, ganas y buen hacer de todos los que han sido mis profesores. Ciertamente, el curso ha llegado a buen término, gracias a su esfuerzo.

Sacar adelante un curso en estas circunstancias de pandemia, miedo, incertidumbre… no es fácil, y he conocido a profesores que lo han pasado realmente mal por la frustración de no poder dar todo lo que tienen que ofrecer y no acabar las clases como ellos querían. Puede parecer algo baladí, pero en absoluto lo es. Cuando tienes una vocación, das lo mejor de ti.

Meses después y con un curso nuevo en marcha, la situación de nuestro profesorado poco ha cambiado. Nuevamente, han sido olvidados y han tenido que ser ellos quienes se busquen la manera de empezar las clases con garantías. No hay que olvidarnos de que, al igual que los jóvenes, ellos también están expuestos.

Creo, ya para terminar, que la tarea que tienen por delante es de extrema importancia, y las administraciones deberían verlo. Los maestros enseñarán a nuestros futuros adultos lo que hemos vivido, lo que hemos pasado, cómo nos hemos comportado y qué hemos hecho mal para que esos errores no se repitan. La próxima pandemia tal vez no podamos evitarla, pero las generaciones futuras podrán afrontarla de mejor manera, no solo tácticamente, sino como sociedad solidaria y comprometida, gracias a las enseñanzas que hoy les transmitan los profesores.

Invertir en los profesores y maestros de hoy, es apostar por la civilización del mañana. Desde estas humildes líneas, quiero expresar un merecido reconocimiento a todos los docentes (si se me permite la licencia, en especial a la persona que le entusiasma la astronomía tanto como la enseñanza) que día a día imparten sus clases con la esperanza de ver a esos jóvenes convertidos en la esperanza del mañana. 

1243 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}