Leo en “La Voz de Tomelloso”
que han talado los árboles
de la Plaza del Carmen
en la que transcurrieron
cinco años de mi adolescencia,
allá por los cincuenta del ya pasado siglo.
Aquellos árboles, jóvenes como nosotros,
que todavía no daban la sombra
apreciada
en las canículas veraniegas.
La noticia me invade de tristeza .
Eran ya de los pocos testigos
discretos
de los primeros bailes, de los juegos,
de las charlas de amigos,
de nuestras actuaciones teatrales,
de las habilidades ciclistas
-carreras de lentitud, de cintas-
de las tertulias veraniegas
vecinales,
de los primeros escarceos amorosos,
de la magia de mi vecino el conductor del trenillo, “El Gran Dólar”;
de los conciertos de flauta de
don Mariano ,“Babalú”,
de sus peligrosas llegadas a la plaza en bicicleta
y de tantos y tantas vivencias nuestras
y de los demás vecinos de
después y de entonces .
La excusa es que constituían un peligro
al estar afectados por una plaga de gusanos
que les había roído el corazón y el tuétano.
No usarán su madera. Arderán en la pira.
Llevarán sus cenizas gran parte
de nosotros.
¡Árboles de la plaza del Carmen!
¡“Conmigo vais, Mi corazón os
lleva.”!
Madrid, en confinamiento, 13 de octubre de 2020.
Nota:
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