Opinión

Hablando de fiestas y economía

Carlos Moreno | Miércoles, 18 de Noviembre del 2020
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Ayer martes el Ayuntamiento de Socuéllamos hacía pública la suspensión del Gran Desfile Local y Regional de Comparsas, uno de los actos estelares de su carnaval. Antes ya anunció la cancelación de los festejos un pueblo señero en estas lides,  Miguelturra, y seguramente lo irán haciendo otras poblaciones.  Lo lejana que se puede ver la popular fiesta en el tiempo, no lo es tanto si atendemos a los enormes preparativos que conlleva por parte de las peñas, comparsas y Ayuntamientos. La decisión había que tomarla ya. Con la suspensión de los carnavales se cierra un  desalentador círculo de suspensiones que ya ha afectado a todas las fiestas y celebraciones del año.

Pocas semanas antes de que irrumpiera la pandemia del coronavirus se celebraron los  carnavales. Fue el último festejo del 2020, pues en marzo se decretó el estado de alarma que nos dejaría sin Semana Santa, Romerías, mayos, fiestas de barrio y ferias;  también sin competiciones deportivas, actos culturales y al mismo tiempo sin esa intensa y dinámica actividad que despliegan las asociaciones y empresas de Tomelloso y comarca. Toda la vida social  se la llevó por delante el maldito virus.

El bicho no se ha ido, y a la espera de la vacuna salvadora que parece que estar muy cerca, los Ayuntamientos ya se estrujan el cerebro para ver como organizan unas cabalgatas de Reyes y otros actos navideños que no supongan riesgo para la salud de las personas. 

Hablar de fiesta en nuestros pueblos es hablar de tradición, participación, vida asociativa, cultura, espectáculo y... mucha economía.  La fiesta aviva el sector hostelero y otros muchos. Con la prudencia que conviene referirse a algo tan complejo y desconocido, la situación parece mejorar, lo que no debe llevar a relajaciones e irresponsabilidades que, lamentablemente, las está habiendo  y los sabemos de buenas fuentes. Desde la OMS se lanza un mensaje de esperanza apuntando que el próximo verano la situación podría ser muy próxima a la normalidad de siempre, pero antes conviene hacer los deberes que marcan las autoridades sanitarias para no dar un nuevo paso atrás.

Si la vacunación empieza a primeros de año, los datos evolucionan bien y la gente actúa con cautela,  celebraciones como la Semana Santa, la Romería y la Feria podrían reaparecer en el 2021. Y  con la feliz reaparición de la fiesta, la vida económica también experimentaría un buen impulso. 


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