Revista

“Y el pibe se quedó tan ancho”

Un recuerdo al gran Maradona que ya dribla y gambetea en la liga celestial

Carlos Moreno | Jueves, 26 de Noviembre del 2020
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No esperaban Cruyff, Di Stefano y Luis Aragonés encontrarse tan pronto con Diego. “¿Ya por aquí?  Todavía te quedaba guerra por dar allí abajo”, le dice Luis en su tono castizo, mientras Alfredo le abraza al tiempo que le da un cariñoso pescozón y Johan observa la escena sin articular palabra, pero mirando con inmenso cariño al astro argentino que acaba de llegar.

Empiezan  a pegar la hebra sobre el fútbol reciente y silencioso; el Madrid y Barsa que no acaban de encontrarse, la apisonadora de ganar que es el Bayern, el terco Atlético de Simeone,  el repertorio de  excelencias técnicas de Mbape y Neymar en París, la deliciosa Real Sociedad que sigue enamorando, los goles incansables de Cristiano y Morata en la Juve, la pesadumbre de un Messi triste, la nueva maniobra táctica de Zidane en Milán para quitarse una vez más la soga del cuello, las andanzas inglesas de Guardiola con su City o Mourinho con su Totenham; la actualidad de River y Boca,  el acierto del larguirucho rubio del Dormunt, un tal Halaand, por el que se pelea media Europa; las reticencias de Piqué a pasar por el quirófano, la renovada España de Luis Enrique….

Pero después de tanto tiempo les apetece hablar y recordar lo antiguo, sobre todo las hermosas obras de arte de Diego en el pasto, que suelen decir los argentinos, y claro sale a la luz el inolvidable slalom y gol a los ingleses, la vaselina imposible al Estrella Roja; el regate inverosímil a San José sobre la raya de gol que aplaudió todo el Bernabeu; la ejecución magistral de aquel golpe franco a la Juve en una tarde de lluvia en Napoles; otro golazo de Bélgica en el mundial; aquellas dos finales con los alemanes, una ganada y otra perdida…hablan y no paran de las felices andanzas del diez.

De pronto alguien se acerca a esa tertulia de Dioses del fútbol. Viene sonriendo y Diego no tarda en reconocerlo. “Pero bueno, si es el pibe del Gimnástico de Álcazar que en un partido de Copa, después de un forcejeo, me dijo que dónde había jugado yo. ¡Y el pibe se quedó  tan ancho”. Luis, Johan y Alfredo se parten a reir y contagian a Rodri del buen momento. Pero Diego incide en esa afrenta y recuerda que “y no solo fue eso, sino que tuvo bemoles para ir diciendo por ahí que como yo no fui a Alcázar, él tampoco iba a ir a Sevilla en la vuelta. Comprendan vos mi enojo dice Maradona que….finalmente también suelta la carcajada.


Para Maradona, el mejor futbolista que  pude ver y mi inolvidable amigo y compañero Rodri, que tuvo el privilegio de jugar un día contra Diego.  


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