Mi madre es una señora muy mayor que ha sobrepasado los noventa, pero
aparte de sus achaques lógicos por la edad, tiene una memoria que sorprende. A
veces, cuando hablo con ella, me dice y me recuerda que tal día como hoy se casó
uno de mis tíos, que otro se fue a la mili y un montón de fechas puntuales como
cumpleaños, fallecimientos familiares o efemérides. Me sorprende que tenga
tanta capacidad retentiva sobre episodios tan lejanos en el tiempo, yo creo que
a veces se los inventa porque no podemos contrastarlos, pero no, toda la
familia reconoce su facultad para recordar. A mí no me pasa tanto, pero sobre
algunos hechos concretos empiezo a parecerme a ella, no tanto en fechas, pero
sí en evocar acontecimientos que añoro en momentos precisos.
Acaba noviembre de este año raro y me anuncian que se ha aplazado el X
Festival de Canción de Autor “Otoño en
Navarrés”, un evento que sirve para homenajear al cantautor JB Humet que nació
y está enterrado en esta pequeña localidad valenciana de la comarca de la Canal
de Navarrés y que apenas tiene tres mil habitantes.
Por eso ahora, y a vuela pluma, me pongo a escribir añorando el viaje
que hicimos el año pasado para asistir a este encuentro que honra la memoria de
un grande de la música como fue Humet, un artista desconocido para el gran
público, pero al que cada día seguimos más incondicionales por el legado de su
producción musical.
Debo decir que, aunque siempre estuvo pendiente realizar ese viaje, el
hecho concreto de desplazarnos el pasado
año vino por rebote o contra-programación. En aquellos primeros días de
noviembre había mandado un poema para concursar a un certamen sobre el vino
nuevo que se celebra por San Andrés, y que había escrito con mucha pasión tras
ver cómo vendimian las grandes máquinas en los viñedos de mi tierra manchega.
En aquellos versos comparaba yo aquel armatoste mecánico con un cíclope de la
mitología, lo hacía rescatando también viejas palabras sobre la elaboración del
vino, y sobre todo, le había puesto mucha ilusión.
Pero esto de la poesía es complicado, y me llegaron rumores de que los
jurados se adaptaban también a las modas, y que estaban cansados de escuchar
palabras como chilanco, atrojes y cercaos. Y ante la falta de noticias pensé,
otra vez será, y decidimos viajar a Valencia.
Aún recuerdo aquel sábado en el que salimos al amanecer de un día claro
y limpio con la autopista casi vacía. Me comporté inseguro y con las habituales
dudas al cambiar de dirección en puntuales sitios del recorrido, pero el viaje
fue muy relajante y el vehículo que sumaba muchos años se portó como un campeón
a pesar de sus habituales ruidos.
Pero sobre todo y a la llegada, recuerdo la gran hospitalidad de
aquellos amigos, casi desconocidos, porque nuestro contacto había sido más por
las redes sociales con Rubén y Paco Martínez Climent. Pero Humet tiene un gran
poder de convocatoria entre nosotros, y a pesar de su ausencia sigue siendo
grande. Como dice mi vecino el cantautor
Juan Antonio Ordóñez: “En sus canciones cabemos todos”.
En uno de los ratos de esparcimiento del fin de semana, pudimos subir
por las rampas en zigzag jalonadas de
cipreses y murallas encaladas hasta la ermita del Cristo de la Salud. Después,
y para aprovechar la tarde, bajamos descendiendo por escalonadas calles desde
las que se avista el reloj de la torre del campanario, y que entona en su
canción “Otoño en Navarrés”, todavía estropeado; porque poner paisajes e
imágenes a las canciones que te gustan es más que gratificante.
Pero lo más importante fue compartir aquellas horas intensas con los
intérpretes que se acercaron desde diferentes lugares de la geografía al
homenaje. Modernos juglares que, con su voz y sus guitarras, nos deleitaron con
estupendas versiones. Argentinos como Rolo Diorio, Fede Comín o Gabriela
Castillo, madrileños como Javier Maroto, Daniel Hare y mi vecino parleño Juan
Antonio Ordóñez, la mallorquina Sara Reus, el navarro Juan Andrés Lanz, los
valencianos Juanjo Pérez y David Calabuig o la gaditana Laura Granados y un
largo etcétera para no cansar al lector, formamos un clan en torno a la figura
de Juan Bautista, todos en armonía recordando y reivindicando a Joan. Este
final de noviembre que acontece se cumplirán tristemente una docena de años
desde su fallecimiento y, aunque no estaremos por allí, lo recordaremos
igualmente.
Hoy al amanecer, y por casualidad, volví a escuchar unas cuantas
canciones suyas. Entonces recordé la historia que me contaron sobre cómo se
implicaba Juan en cada canción acompañado siempre de su guitarra que, en su memoria,
lucía majestuosa en el escenario el año pasado.
Aquella famosa “Clara” que lo hizo tan popular es una balada dura y
triste. Tal vez para guardar su identidad, la mujer en la que se inspiró no se
llamaba así, es muy probable que ahora permanezca oculta en el anonimato,
porque no falleció de sobredosis como cuenta la canción. Pero este gran éxito
que, seguramente no es su mejor canción, nos sirvió para reflexionar sobre el
drama que conlleva la drogadicción.
Pero lo más importante y sobre todo, es que después de tantos años, toda
la temática que muestran sus letras y todos sus pensamientos permanecen
vigentes. Por eso es tan importante recordarlo y reivindicarlo frente a tanta
chabacanería musical y la falta de talento.
Personalmente trato de hacerlo en todo momento y cuando puedo. Y me
emociona cada canción, y a veces, aunque soy un pésimo intérprete, en mis
paseos mañaneros tarareo algunas estrofas de canciones como esta.
JB Humet: A mi adolescencia
Sabes, hoy me he encontrado contigo
entre papeles dormidos
que alguien me devolvió.
Llevas sobre tus dieciséis años
un traje de tus hermanos
y el beso del rubor.
Fuiste lo más real de mi vida
mi adolescencia suicida
yo soy lo que quedó.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa
Sabes, tus ojos no eran tan verdes
tarde o temprano se pierden
el brillo y el candor.
Sabes, no me han servido de nada
ni tus raíces cuadradas
ni aquel despertador
Nunca te pagaré lo bastante
que te pararas delante
de un viejo trovador.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa.
Sabes, fuiste un patán pendenciero
que se burlaba del miedo
y el miedo no se fue.
Sabes, tu cuerpo no era pecado
pero no pases cuidado
luego me lo cobré.
Mira yo no te culpo de nada
tu vida estaba marcada
por eso te maté.
Pero eso dejémoslo, ya pasó
y ahora descansa en paz.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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