Afirmar que las personas
pensamos es una tautología a ojos vistas.
Quien más, quien menos…,
pero sí todas/todos pensamos; así queda mejor dicho para los defensores de la
igualdad sexista en el lenguaje.
Cosa distinta es descubrir
qué órgano o parte del cuerpo humano se utiliza para tal menester, es decir, de
ejecución de la actividad pensante.
De nuevo nos surge la
afirmación, que por sí misma no adelanta nada en el discurso pensativo que
queremos hacer. Es evidente que el cerebro es el órgano encargado de tal
función.
Con un tono jocoso para
aminorar la cantidad de desperdicios indeseables noticiados, documentados e
insistidos, que nos rodean, yo sembraría dudas, al modo de los agricultores esparciendo
el trigo en la labor.
Así reconozco, que muchas
gentes ponen a funcionar sus cerebros, creo que la mayor parte de las personas,
y lo hacen de modo admirable, digno de mención, de honor y medalla, entre ellos
estás tú lector o lectora pensantes.
Al mismo tiempo, no me
negarás que existen seres humanos, que piensan con la tripa, mejor dicho con la
barriga, que suena más burdo y menos elegante. ¿En qué piensan? Es evidente en engordar y en
beber lo máximo posible sin que…
engorde, sin que… se me note demasiado la chispa que puedo coger. Eh ahí el absurdo. Su dios es el vientre (decía ya San Pablo en
su carta a los Filipenses 3, 19) Siempre hay excepciones en esto del beber y
son los que se acogen a la moda americana o inglesa de sorber alcohol de modo
rápido, cual esponjas, su máxima:
“Pillar un pedo lo más rápido y grande posible”. Eh aquí la tontería en grado sumo. Las
consecuencias son evidentes mientras y tras un botellón.
Otros piensan con el culo,
o sea, como si no pensaran…, dónde dejar la mierda mayor y más pestilente, para
que el resto de habitantes de la sociedad se den cuenta de tus habilidades mentales defecantes.
Concretando más, nos damos
cuenta de que casi todas las personas intentan o intentamos influir directa o
indirectamente en el comportamientos y en las ideas que muevan la sociedad, y a
sus individuos con nuestros modos de pensar; de ahí que si el líder o quien lo
intenta, es capaz de influir suficientemente en la masa, ésta va creer y actuar
como le manden.
Vamos a tomar ejemplo muy
conocido, si bien te parece, el Covid-19: Cuántas órdenes o consejos nos han
dado contrarios y contradictorios en muchas ocasiones:
-Mascarillas, no. Después supimos que el gobierno de la nación
no podía obligar a llevarlas, porque no había suficientes para la población.
-Mascarillas, sí e imprescindibles y con sanción si no las llevas.
Ya había en las farmacias y comercios para su adquisición. Por fín se
les reconocía la virtud protectora frente al bicho.
-Mejor encerrarse en casa
y no salir, de este modo no contagiamos.
-Salir sí, pero mejor no juntarse
con otros deambulantes, si acaso con los convivientes o más allegados.
-Vacuna no, mientras no se
demuestren sus beneficios.
-Vacuna sí, de lo contrario no saldremos de esta…
Como decía más arriba este es solo un ejemplo actual y que
padecemos cada individuo, podríamos
citar millares de ellos. Por lo cual es imprescindible pararnos a pensar y reflexionar sobre lo que
nos dicen con apariencia de información
e incluso, por supuesto, sobre los acontecimientos vividos en el día a
día.
Hay multitud de ocasiones
en las que con apariencia de información nos presentan la opinión o juicio
crítico del protagonista del micrófono, de la tertulia o de la noticia
política, económica, social, deportiva o de cualquier otro tipo. No podemos
olvidar que la opinión es personal e intransferible, la opinión, el juicio, la
crítica es tuya, mía o del vecino. Lo que no puedo admitir es una opinión
particularísima del hablante, intentando que sea una información contrastada.
Has observado, igual que
yo en un telediario, el que sea, aparecerá la locutora o el locutor más bien
jovencitos que en su alocución, verbi gratia: Informando sobre el temporal
Filomena, que tan famoso lo han hecho entre unos y otros, siempre terminaba con:
“… y lo peor está por venir…” Y digo yo: ¿Qué sabe este muchacho si lo peor (opinión
particular) ha llegado ya o se ha pasado? Este ejemplo patente por demás, nos
sirve, pero como él y más graves los hay a cientos.
Un añadido más: ¿Has
observado que entre unas opiniones y otras informaciones nos están haciendo
responsables de la transmisión del Covid a los ciudadanos, y que la solución más efectiva, además de la
vacuna es la de tenernos encerrados en
casa? ¿No has oído que cuando hablamos
entre nosotros afirmamos: Es que la gente no tiene cabeza”? ¿No se darán cuenta de que juntarse más de
seis o diez, según la orden de turno, es peligroso?
-Es peligroso: ¿Por qué?
¿Por el número? Si solo estamos cinco o nueve ¿Ya no se contaminamos?
-No. Será peligroso no por
el número de individuos reunidos. Sí, si alguno de los juntados está infectado
por el virus. Es evidente que a más número más posibilidades de infectados.
Solo posibilidades, no contagios.
No quiero que te quedes
con el ejemplo, lo que deseo es que por todo lo dicho: ¿Pensar? Sí. Continuamente, es una de las cualidades
más importantes de las que dispone el ser humano. Y desde luego ser
consecuentes con lo que pensamos, porque nos ayudará especialmente en nuestros
comportamientos individuales y sociales.
La frase completada y que
disimulada titula este escrito es : “Atrévete
a pensar” o “Sapere Aude”. La trató mucho con mucho acierto en la obra ¿Qué es la
Ilustración? el alemán Immanuel Kant en el siglo XVIII aunque hay escritores
que opinan era original del Poeta Horacio en el siglo I a.C.
Joaquín Patón Pardina. 16 de enero de 2021
P.D.: Hay un programa de
radio dirigido por la profesora de Filosofía Dª Cruces Aldea, llamado “Atrévete a pensar”, muy interesante
en CLM Activa, los miércoles a las 12 y los domingos a las 12:30. Soy
colaborador junto a un equipo de otros profesores.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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