Por ese impulso que ha sentido
al despertar en la mañana,
desnudos pies, desnuda el alma,
se ha aproximado quedamente a la ventana.
Se ha peinado el campo, descaradamente,
sus cabellos blancos con peines de plata
en la fría noche en que lo anhelaba;
azúcar glacé, dulzura de tierra que ella esperaba,
que ávida y enferma de pasión estaba empapada.
Se ha adornado el campo con marfil y grana,
con venas que fluyen al corazón de la joven despechada
que añora pasiones de viento y de calma,
gimiéndole al frío desde su ventana helada.
De pronto, se abre una puerta,
plegaria escuchada,
el corazón se acelera,
sus venas se inflaman
y siente la niña
el fuego que abrasa,
pasión desmedida
en nieve atrapada
que llega a sus ojos
brillándole el alma;
aparece un jinete
allá en la besana
con estela de fuego
que derrite la calma,
abriéndose paso
en camino de escarcha.
Y llega hasta la hermosa
enredando sus manos,
ansiando el encuentro
con su fino talle:
le da el más apasionado beso,
como si el mundo se detuviera
y no contara.
Mª Pilar
Valentín Díaz. (Enero, 2021)
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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