Opinión

Sobre del despotismo ilustrado

Antonio Muñoz Serrano | Martes, 26 de Enero del 2021
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Hace mucho tiempo, cuando yo aún era niño, un cura gordinflón y de cuyo nombre no quiero acordarme, intentaba explicarnos en la escuela el significado del “despotismo ilustrado”, para ello, a tenor que era la primera clase de la tarde y que la modorra post comida le vencía a la lucidez, si es que le quedaba alguna, se colocaba un cartabón “Faber-Castell” que previamente había tomado prestado por tiempo indefinido de alguno de los alumnos empollones que habitualmente ocupaban las primeras filas de la clase, con el ángulo de 30º apuntalando su enorme barbilla de forma que cuando el cabezazo provocado por el sueño se producía, el pinchazo del cartabón le hacía espantar el sueño y recuperar la vigilia. De esta forma podía seguir explicando la lección sin interrupciones aparentes.

Según este susodicho, el despotismo ilustrado era algo así como todo para el pueblo pero sin el pueblo. Teniendo presente que el despotismo ilustrado fue un movimiento político que tuvo su esplendor en la segunda mitad del siglo XVIII, podríamos pensar que a estas alturas del siglo XXI este movimiento ya estaría finiquitado.

Pues no amigos, no es así. La política se inventa y se reinventa hasta llegar al punto de que ya confunde hasta a los suyos. Si alguna de las características de este movimiento fueron el elevar el nivel cultural y educativo de la población, favorecer la libertad religiosa y de prensa, la modernización y dotación de las ciudades y de la administración pública, en definitiva, mejorar el nivel de vida de los ciudadanos, alguien inocentemente, podría pensar que ésta es la función de los distintos gobiernos en la actualidad. Pero entonces hay que recurrir a las palabra del padre Tarcisio (Mecachis, he recordado el nombre) “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

Lo doctrinal y lo ortodoxo se anteponen a las necesidades de la población. No es lo que la población necesita sino lo que nosotros decimos que necesita. Esta verdad absoluta hay que mantenerla a hierro candente, aún a costa de los nuestros.

Por eso lamento el expediente informativo que le han abierto al concejal y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Tomelloso D. Iván Rodrigo por tener la decencia (para otros osadía imperdonable) de pedir una U.C.I. para el Hospital General de Tomelloso. Qué más da que el Hospital tenga U.C.I., qué más da que se complete el plan funcional, qué más da si estas nuevas olas de Covid nos acercan a los duros momentos de la primera ola, qué más da si faltan respiradores o si los hospitales se saturan. Al final, la culpa la tienen siempre los ciudadanos por su comportamiento incívico. Los responsables políticos nunca son sujetos pasivos de la ignorancia y del desconocimiento. Sus decisiones son siempre acertadas y en el momento oportuno, por ello, como puede salir un verso libre a pedir algo que no se contempla. La conciencia y el pensamiento objetivo no tienen cabida en la disciplina de ningún partido. No es necesario cuestionar o debatir la votación producida, ni el contexto o el momento en que se produce. La discrepancia será sometida. ¡Castigo ejemplar! La ortodoxia y la jerarquía han de prevalecer siempre, hay que amarrar fuerte la línea de pensamiento y de acción. Las necesidades de la población son secundarias y prescindibles.

Hace unos meses cuestioné tu ausencia, por unos motivos que entendí peregrinos, en la votación que tuvo Iugar en las Cortes de Castilla La Mancha. Hoy, y por el mismo medio, alabo tu valor para votar en contra de las decisiones del partido político al que perteneces, anteponiendo las necesidades de tus conciudadanos a otras consideraciones. Debe de ser muy difícil servir a Dios y al Diablo y contentar a los dos a la vez. Políticamente no será correcta tu acción y, es posible, que te pase factura en el futuro, pero sí te puedo decir que te permitirá pasear por tu pueblo con la cabeza alta y la gente cuando te vea murmurará: votó en contra de los suyos en favor de nuestras necesidades. Esa es la función de un político, juegue en la división que juegue, intentar mejorar y solucionar la vida de sus conciudadanos. Espero que algunos más de los tuyos den un paso adelante y reivindiquen sin tapujos las necesidades de la ciudadanía.

Tomelloso muere lentamente, imperceptiblemente, pero muere. La tradicional ausencia de inversión pública ya no puede ser suplida por la inversión privada. Esa es otra de las funciones de los políticos locales, quizás la más importante, combatir para revertir esta tendencia y asegurar la pervivencia de la localidad en el tiempo. La política no es un quítate tú que me ponga yo para así poder asegurar un más de lo mismo. Por eso, a este pequeño acto de rebeldía de votar a favor de la instalación de una U.C.I. hay que darle el valor que tiene, más cuando se reivindica ante los tuyos, algo totalmente inaudito en nuestra región. En cuanto a la oposición, tomar nota. Es posible que antes que tarde tengáis que salir al campo y cumplir con lo que estáis repetidamente prometiendo, entonces se verán las personas y las promesas.

Antonio Muñoz Serrano 

D.N.I. 70731743-G


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