La
vida, la sociedad, las personas y creo que el Cosmos entero somos de lo más
rico en variaciones, variedades,
aspectos, circunstancias, combinaciones, agrupaciones y todos los
adjetivos y sustantivos, que queramos traer a colación, para manifestar la
irrepetibilidad reinante en el universo conocido, hasta el día de hoy. Un ejemplo
que confirma la afirmación anterior es la cara de cada persona, todas distintas,
aun teniendo los mismos elementos; como mucho, podríamos descubrir el parecido
que tienen dos seres humanos, a veces que nos avocan a confusión, pero nunca va
a poseer nadie una faz idéntica a otro.
Bien,
pues hay individuos e individuas en cuya cabeza no caben ni la diversidad, ni
la variedad, ni ninguna clase de combinación que a ellos no les parezca
oportuna. Son los que se guían exclusivamente por patrones creados de antemano o estereotipos, lo cual es señal de que
evidentemente poseen un cierto grado de estulticia, retraso intelectual o tontería
mayúscula.
No
tengo datos suficientes, para afirmar que en la actual sociedad se den más
casos de estos especímenes, que en siglos pasados. Pero haberlos los hay y en cantidades no despreciables.
Posiblemente los extraordinarios medios de comunicación, que disfrutamos los
hacen más meridianos con un solo vistazo a cualquiera de ellos. Es como si
pugnaran por evidenciarse.
Una
de las causas, que no la única, posiblemente, sea que se masifica a los seres
humanos muy fácilmente y como un rebaño se dejan llevar por los influyentes o
“influencers”. No distinguen entre los que les ayudan a progresar como personas,
ya sean en centros educativos, universidades o simplemente compañeros y amigos
que los aconsejan, discuten, y en muchos casos discrepan de sus ideas o modos
de exponerlas y los que los influyen exclusivamente, para hacerlos clientes
dependientes de alguna marca o entidad comercial.
Concretando
un poco más, hablo de aquellas gentes que están polarizadas, sí al modo de los
polos de las pilas o las baterías: Positivo – Negativo. Sólo se expresan en
negro y blanco, porque así son los cristales de sus gafas, no de ver sino de
mirar, que les dan visiones unilaterales al modo de las anteojeras de las
caballerías. No sólo se sitúan, sino que además sitúan a los demás en uno de
esos dos extremos. El intermedio o la mezcla de colores en las ideas no existen
para su corto entendimiento.
Con
una similitud práctica me voy a aclarar
más: Si por un casual tú, querido lector, dices que políticamente te
atraen más las ideas y los hechos de la gente de izquierdas; el polarizado ya
saca sus conclusiones: Eso es que votas siempre a sus partidos, eres progresista,
anticapitalista, proletario, filocomunista, si no ateo por lo menos no eres
religioso, y creerás en el karma, te añadirá que parte de tus actividades
relajantes o de dominio personal (si es que sabe lo que es eso) son orientales,
y así hasta el infinito…
Si
por el contrario le comentas que eres partidario de algún político de derechas,
su mente te enmarcará y te verá como carca, capitalista, burgués, beato de misa
diaria, incluso echará de menos que no vistas una prendas determinadas, te criticará
que llames a tu país con el nombre de España, y ¡ay de ti!, como lleves en la
muñeca un lazo con la bandera o de la Guardia Civil: “ya se lo has dicho todo”.
Lo
pernicioso de este modo de polarizar a las personas no es su forma de discurrir,
esto es una característica de nuestra libertad como personas. Lo intrínsecamente
reprobable es que la persona a la que encasillan, necesitará hacer cuasi
milagros, para desvestirse el traje que le han confeccionado.
Lo
grave es que no permiten el cambio o progresión en las ideas y estilos de comportamiento.
Son ciegos ante la transformación y el progreso que alguien consiga realizar en
su vida: “Tú para ellos eres así, y no
vas a cambiar nunca”.
Este
estilo lo sitúo, según mi modo de pensar, entre las causas que dificultan
gravemente el entendimiento entre las personas
en una sociedad culta e inteligente como es la nuestra, a pesar de los
pesares…
No
es raro que en sus apreciaciones tan someras incluyan el desprecio, en muchas
ocasiones la mofa, con lo que dañan gravemente.
En
conclusión se trata de una actitud contradictoria a cualquier ilusión de
progreso, a cualquier afán de cambio, de diálogo y desde luego de entendimiento
imprescindible entre las personas, que compartimos tierra y cielo con otros
millones de semejantes.
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Martes, 23 de Abril del 2024
Miércoles, 24 de Abril del 2024
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