─¿Qué follón traíais ahí? ¿Qué pasa? ¿Con quién reñías? ─le preguntó Plinio haciéndose el inocente.
─¿Qué con quién? Con la puta vieja de la Braulia. La Mirla, por mal nombre. Con esa cosevirgos de la puñeta, que no me deja beber agua del pozo. Y por éstas se lo juro, y así ya lo sabe, puesto que es de la justicia, que el primer día que tenga coyuntura le echo en el pozo una mula muerta para que le pierda el agua.
─¿Y por una poca agua armas esa batalla?
─Siempre, de toda la vida de Dios, las gentes de estos linderos bebíamos agua de esa pozo. Desde mil años antes de que estas cepas fueran de la Mirla. Y ella, las cosas como son, siempre transigió, pero desde unos meses a esta parte, cada vez que nos ve llegar al zaque, arma la de Dios. Y además le ha puesto un candao más gordo que mi gobanilla. Pero palabra, jefe, que esto no concluye así.
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
El rapto de las Sabinas
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Jueves, 18 de Abril del 2024
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