Isidro Sánchez, Doctor en Historia, profesor de la
Universidad de Castilla-La Mancha y especialista en la historia del periodismo
y la fotografía ha publicado con Almud Ediciones el libro “Tomelloso y su prensa
(1903-2020)”. Sánchez analiza las publicaciones que ha habido en la ciudad en los
107 años que indica el título. El libro nos habla de las cabeceras, de los nombres
que había detrás de ellas, de sus peripecias éxitos y crisis.
El recorrido de Isidro Sánchez va desde “El Obrero de
Tomelloso”, el primer periódico de la ciudad, hasta “Voz de Tomelloso”, “Cuadernos
Manchegos”, “Pasos” o “El Periódico”, haciendo también una reseña de los nuevos
medios digitales, que Sánchez considera herederos de aquellos. El autor une el
relato de 172 publicaciones con la historia de la ciudad.
—¿Por qué elige Tomelloso para este exhaustivo trabajo?
—Mi Tesis Doctoral trató sobre la prensa en la región, fue
allá por los años 80. Además, he publicado algunos libros, entre ellos, “La
prensa en Castilla-La Mancha”. Hace unos cuantos años se puso en contacto
conmigo la Asociación Alto Guadiana de Tomelloso para ir a dar una conferencia
en un homenaje a José Luis Albiñana, Pona. Mi exposición trataba sobre la
prensa de Tomelloso y mientras la preparaba me di cuenta de que aquel material
se podía ampliar, de hecho, me apetecía ir más allá.
En Tomelloso la prensa nace tarde en relación con las
localidades del entorno como Alcázar, Criptana o Valdepeñas que lo hace en los
años 70 u 80 del siglo XIX. Hasta 1903 Francisco Martínez Ramírez no publica el
primer periódico, “El Obrero”. A partir de ahí, vi que había mucho material
para aumentar el trabajo inicial. Por otro lado, me llamó mucho la atención la
cantidad de publicaciones periódicas que ha habido en Tomelloso, especialmente
en el terreno educativo, algunas de ellas duraron mucho tiempo. Visité la
Biblioteca de Tomelloso, la Pública del Estado en Ciudad Real y tuve acceso a
algunas colecciones privadas. He ido aumentando el contenido de la conferencia
hasta llegar al libro. Lo tenía a punto de acabar, pero me cogió la Covid y
hasta que no salí del hospital no pude terminarlo. Al final ha salido. Una
respuesta larga para una pregunta corta.
—¿Ha descubierto por qué no hubo prensa en Tomelloso
hasta el siglo XX?
—Probablemente porque no había imprenta. Y luego, es que
Tomelloso es ciertamente particular. Algo de ello digo en el libro, en el XIX
no hay en Tomelloso nobles, tampoco hay muchos eclesiásticos. Muchas veces la aparición
de la prensa es como reacción; si los republicanos publican un periódico, los
liberales quieren editar otro; si los curas sacan una publicación, los
anticlericales lo hacen también. Algo que pasará en Tomelloso cuando se
empiecen a editar periódicos. En Tomelloso hay dinero para publicar, porque el
despegue económico tiene lugar un poco antes del fin del siglo XIX, pero se
hace en el XX.
Dicho eso, creo que probablemente hubo algún intento en el
XIX, pero era muy difícil. Había que ir a la capital o a Valdepeñas, imprimir
el periódico y traerlo a Tomelloso. Pero no he encontrado por más que he buscado.
Vamos a tener que pensar que “El obrero” en 1903 fue el primer periódico de
Tomelloso.
—Que vio la luz para defender unos intereses económicos y
sociales.
—Efectivamente. De hecho, Francisco Martínez lo dice muchas veces “nuestros padres se tuvieron que ir con los carretones de vino a una estación u otra. Vamos a tener ferrocarril para darle mejor salida a nuestros vinos”. Eso es lo que persigue El Obrero, además de darle instrucción a los obreros.
—Algo muy interesante de su libro es la comparación de la
evolución económica y social de Tomelloso con la prensa.
—La prensa no nace por encanto, para poner un periódico en
marcha hacen falta fondos económicos. Por ello, la prensa hay que ponerla en
relación con la vida económica y la vida económica con la cultural. También con
las características de la población de Tomelloso. Eso de que no haya nobles, ni
tampoco muchos clérigos marca la ciudad. Yo lo siento, pero muchas veces tanto
unos como otros son una rémora, algo que en Tomelloso no existe. Por supuesto
que no es una arcadia feliz, tiene sus conflictos sociales, pero yo creo que en
menor medida que, por ejemplo, en Ciudad Real.
—Siempre se habla de “El Obrero”, pero “Albores” fue una
rara avis en la época más negra del franquismo. Francisco Adrados fue capaz de
editar una revista cultural puntera en la que escribían las firmas más
importantes del país.
—Adrados, seguramente con los carmelitas del colegio, se
mueve y lo hace muy bien. Hacer un homenaje a Antonio Machado a los diez años
de su muerte, muestra un poco lo tolerante que ha sido la sociedad tomellosera.
Siempre me han encantado los cuentos de Pavón y el escritor muestra en sus
escritos una sociedad, como digo, más tolerante.
Josefina Tafalla, en su Tesis y en el libro que publico la
BAM, nos enseña que Adrados también tuvo problemas, y no era precisamente un
revolucionario, que hizo su carrera en ABC. A pesar de esos problemas saca una magnífica
revista, pagada por la Bodega Santa Rita. Luego, en el último número, tanto Adrados
cono García Pavón, critican apesadumbrados a Tomelloso por no ser capaz de
mantener la publicación. Una magnífica revista, y el que haya tres digitales en
Tomelloso, tiene que ver con la herencia de Adrados, de Voz de Tomelloso, de la
que ustedes cogen el nombre, o de Audaz, que fundó Paco Rosado.
—En los años 50, 60 o incluso 70 del siglo pasado
aparecen periódicos editados, sobre todo Voz de Tomelloso, por personas que no
tienen su sustento en la prensa.
—Son lo que yo llamo periodistas vocacionales. Antes de la
guerra era muy frecuente, y después también, aunque algo menos. Suele ser un
abogado, un sacerdote, un arquitecto o, qué se yo, un perito agrícola, que
tiene su fuente de ingresos con su profesión, pero tiene unos afanes
informativos y literarios que le hacen, o colaborar con la prensa, o sacar
adelante muchos periódicos.
Ahí tengo la figura del APP. No una aplicación para el móvil
sino A de abogado, P de periodista y P de político. Muchos de ellos son abogados,
que además son políticos y también quieren ser periodistas. Clemente Cuesta
Santadreu da ese perfil.
—Durante muchos años hemos tenido en Tomelloso un
triunvirato de periodistas de raza, Paco Rosado, Pablo Ortiz y Jaime Quevedo, desgraciadamente
fallecidos los dos primeros. Tres personajes únicos que han vivido para su
ciudad y su oficio.
—Pero ahí están los digitales, cubriendo muy bien el hueco que
han dejado esas grandes publicaciones, y haciendo una labor muy digna por la
información de Tomelloso.
—¿Va a presentar el libro en Tomelloso?
—A ver si se levanta un poco la situación. Queremos hacer
una presentación allí cuando se pueda.
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Jueves, 28 de Marzo del 2024
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