Al salir de la casa del médico, bien bebidos y bien fumados, dijo el Jefe a su amigo, como por inspiración súbita:
─Vamos a casa de Asensio el Nuevo, el maestro de obras.
Cuando se sentaron en el coche, don Lotario preguntó:
─Asensio… el que me parece que vive en la calle de los Carros, ¿no?
─Si; hacia la mitad.
Estaba la puerta de la calle bien atrancada. Llamaron, y mientras esperaban, pasó un tractor con remolque, armando un ruido muy grande y tan pegado a la acera, que casi roza al «seiscientos».
─Estos de los tractores ─comentó el veterinario─ todavía creen que van en carros y que detrás, en vez de remolque, llevan un perrete.
Plinio se rió:
─Es que ha sío muy rápido el paso de las ramaleras al volante.
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
El reinado de Witiza
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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