Opinión

Mi viaje a China (II)

Visitando Pekin, Xian, Luoyang, Nanjing, Suzohu, Hanghzou y Shanghai en el año 2005

José Antonio Negrillo | Miércoles, 24 de Marzo del 2021
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Como decíamos ayer…. ya estamos en el Aeropuerto de Pekín a la espera de embarcar rumbo a Xian la ciudad más antigua de China y una de las cunas de la civilización humana, hoy es el centro económico y cultural del Noroeste de China, con sus siete-ocho millones de habitantes, el puente financiero e industrial, entre las provincias costeras cada vez más avanzadas, y las regiones pobres del Oeste.

Todos estos datos son resumen de la guía que nos entregan en cada viaje para saber con “quien nos jugamos los cuartos” y que nuestro caletre se vaya abriendo a todo lo que se nos viene encima, que no es poco ir asimilando ese mundo tan distinto que es China, no tiene nada que ver con nuestra cultura y costumbres y esas edificaciones milenarias en perfecto estado de conservación.

Ya estamos en el avión, un Airbus con más horas de vuelo que las zapatillas de El Fugitivo, por estas latitudes en los vuelos domésticos los aviones vuelan porque tienen que volar, el mantenimiento deja mucho que desear, las bandejas sujetas con cinta aislante, los respaldos de los asientos no hace falta mando para tumbarlos lo hacen ellos solos, la comida en vuelo una cajita con un rollito y una cosa de dulce y un vasito de zumo, en fin es lo que hay.

Bueno ya hemos llegado a Xian dispuestos a ver lo que haga falta, primero vamos al Hotel a dejar los trastos y el sudor con una buena y reconfortante ducha, ya una vez acicalados nos reunimos todos y nos vamos acoplando en el autobús para iniciar nuestra visita, primero vamos a la Muralla, la cual es rectangular con 3.4.kms. de Este a Oeste y 2.6 de Norte a Sur, construida durante la Dinastía Ming, está muy bien conservada, de allí nos vamos a la Gran Pagoda de la Oca Salvaje, fue construida por el Emperador Gao Zong, en el año 648, ya nos quedamos por allí a ver tiendas y pasamos a una “farmacia”, por decir algo a comprar unas tiritas y no tenían, frascos con bichos y cosas raras las que tu quieras, pero como medicamentos, nada de nada, todo medicina “natural”. Ya empezamos a volver hacia el Hotel para la próxima salida en la que teníamos mucha ilusión, ver los Guerreros de Terracota, cenamos en el Hotel, otro remojón y a la cama a reponer fuerzas.

Ya estamos en pie, al desayuno, siempre “americano”, y deseosos de ver a los guerreros, ya en el bus, cada uno se hace sus cuentas de cómo será eso, nosotros vimos un adelanto en una exposición que hubo en Valencia unos meses antes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y ahora lo veremos en vivo y en directo. Entramos al recinto del Museo del Ejército de Terracota, enorme allí hay mucha gente, sobre todo ancianos, muy ancianos, haciendo ejercicios de todas clases, yoga, kung fu, gimnasia… por fin llegamos a la entrada del Museo, nos quedamos con la boca abierta, unas naves impresionantes totalmente diáfanas, les llaman fosas, la primera es la mayor de todas ahí se encuentran SEIS MIL figuras a tamaño natural de guerreros y corceles al igual que numerosas armas antiguas, a mi me dio la impresión que todos los cuerpos eras iguales,

 lo que cambiaba era la cabeza, imagino que harían miles de cuerpos y luego le acoplaban a cada uno su cabeza, es mi particular forma de ver, las otras dos fosas tenían muchos guerreros, pero sin “calificar” y amontonados entre la arena, pero eso es un espectáculo único, no es fácil de olvidar. Decían que este hallazgo arqueológico está considerado como “La Octava Maravilla del Mundo”.

Después de pasar dentro más de tres horas, salimos a los jardines a respirar aire puro y calor a pleno sudor, estábamos dando un paseo, y por allí vi un Gong, grande, como decimos en Tomelloso “mu grande”, estaba colgado sostenido por dos cuerdas y al lado una maza a medida del gong, cuando estábamos todo el grupo reunido el guía llamando y nadie le hacía caso pues eso no se me ocurre nada mejor que coger la maza pegarle un viaje al gong que sonó que creo lo oyeron hasta en Pekín, todo el mundo se quedó quieto, todos los gimnastas, todos menos dos policías que se dirigían derechicos a mí, yo pensé estos me llevan a galeras pero no, fueron dentro de sus férreas costumbres muy amables, me dijeron: “no tocal, plohibido”, yo me disculpé como pude, nos hicimos  las correspondientes reverencias y ya en el autobús recibí la reprimenda de Florita, bastante más fuerte que de las fuerzas armadas, me fue dando la vara hasta el Hotel.

Ya la ducha, estirado de piernas, cena y a descansar.

Hoy es un día de transición nos vamos a Louyang este viaje lo hacemos en tren, en este paquete tenemos cuatro traslados en tren, tres diurnos y uno nocturno.

Ya en Louyang, visitamos las  Grutas de Longmen, o Grutas de la Puerta del Dragón, su construcción comenzó a finales del siglo V y generaciones de escultores tallaron en la roca de la ladera más de 100.000 imágenes de Buda, la más importante de las Grutas es la Fengxian, construida por orden del Emperador Wu Zetian, la estatua principal es la Vairocana de 17 metros de altura, es un rostro perfecto, luego visitamos la Ciudad Antigua, donde se ve la China profunda, no sé si lo comenté anteriormente, se ve mucha, mucha pobreza, pero la miseria de la India yo al menos no la percibí, de allí nos fuimos para visitar el Templo del Caballo Blanco es el primer templo Budista construido en China en el año 67 para albergar las escrituras budistas traídas de la India, desde ahí nos trasladamos a la estación de ffcc  en dirección a Nanjing, donde pasaremos la noche a bordo del tren, tenía compartimentos de dos, de cuatro y de seis, nosotros fuimos en el de dos, muy bien acondicionados, con su termo de agua caliente para el té, eso lo tienen todos los trenes, y sus azafatas por el pasillo, pero que azafatas, verdaderas preciosidades, bueno ya en el compartimento nos preparamos para dormir o al menos intentarlo, el ruidete de las ruedas era cansino,  sobre las 2 o 3 de la madrugada ya me venció el sueño, pero claro a mí todo no me puede salir a pedir de boca, cuando estaba en los profundos brazos de Morfeo suena el móvil, dicho aparato no lo desconectaba por tener contacto con mis hijos por si había alguna incidencia, dejo que suene varias veces y ya con la voz de ultratumba contesto:

-Dígame

-Florita, cuando vas a venir a medirme las cortinas, que tengo al escayolista y le tienes que marcar los cortineros.

-Le digo, pero criatura estoy en China y voy en tren y son las 2 de la madrugada, y claro no podremos ir.

-Hay perdona, perdona, ya hablaremos.

Claro para ella eran las 8 o 9 de la tarde, no digo quien, pero ella si me lee se acordará.

Llegamos a Nanjing, vamos al Hotel a tomar posesión de nuestras estancias, ducha, cambio de ropa y al comedor, comida entre Pinto y Valdemoro, aceptable, una vez acomodados en el bus salimos hacia el Puente de Hierro, tiene un kilómetro y medio de longitud y es el más largo de los  emplazados en las orillas del río Yangtze y ya por fin empezamos a ver a chinos enterrados, yo creía que los chinos no se morían,  en Tomelloso hay muchos chinos y yo soy por desgracia habitual consumidor de consultas del Sescam y he visto de todas las nacionalidades pero chinos ni uno, nunca, pues visitamos el Mausoleo del Doctor Sun Yatsen, el monumento de 80.000 metros cuadrados, para acceder al mausoleo hay una escalera de 392 escalones que conducen al salón donde descansan los restos del difunto, y después el Camino Sagrado de la Tumba del Emperador Zhu Yuangzhang de la Dinastía Ming, y como dije anteriormente al fin vimos algún “defuncionado chino”.

Otra vez de marcha por los caminos de hierro, salimos de Nanjing destino a Suzhou, una de las ciudades más singulares de China, y es conocida por la Venecia de Oriente, visitamos el Jardín del Administrador Humilde, menos mal que era humilde, es de los jardines mayores y más famosos de China, es una verdadera maravilla.

Ya por la mañana nos vamos al noroeste de la ciudad para visitar la Colina del Tigre y dicen que es parecida a un tigre, de ahí que el emblema de Suzhou es la Pagoda de la Colina del Tigre, construida en el año 959, eso sí las Pagodas y los Templos son preciosas, pero escalones tienen para dar y tomar, por la tarde fuimos al Jardín del Pescador muy pequeño pero es precioso.

Vuelta al Hotel al aseo correspondiente, descanso necesario, cena, y tertulia y vuelta a cerrar maletas para mañana.

Otra vez de marcha, hoy vamos con destino a Wuzhen, es la ciudad de los puentes con más 2000 años de historia, y cosa rara en China es una pequeña aldea de casitas de madera  rodeada de canales, y está considerada por la UNESCO como una de las ciudades culturales del mundo. Fuimos a visitar el Museo del Matrimonio, el de las Camas Tradicionales, el del Teñido de Telas y lo que más les gusta a los chinos visitar es la casa del escritor Mao Dun y el Museo de Las Bodas Tradicionales, a la salida fuimos a un mercado de artesanos trabajando en la fabricación de objetos diversos, pero con técnicas de fabricación que pertenecen al pasado y muy curiosas de observar.

Salimos de Wuzhen con destino a Hangzhou que es una de las ciudades más bonitas de China, yo no sé porque digo de las más bonitas, es que todas son a cual más bonita, todas tienen su encanto y es muy difícil decantarse por una. Llegamos al Hotel y lo de siempre, pero esa noche salimos otra vez de marcha a buscarnos el sustento y pasamos por una calle que había un montón de tenderetes de comida “rápida” tenían para todos los gustos de ellos, brochetas de langostas, de gusanos, de bichos e insectos de todas clases muy apetitosos pero nosotros pasamos de largo hasta encontrar otro VIP que al fin encontramos y éste era bastante curioso y eso sí todos pedimos lo mismo rollitos, arroz cocido con una salsa que hacen muy rica y por supuesto con nuestra cerveza San Miguel y sin sobresaltos. Al Hotel y a descansar nuestros huesos que falta les hace.

Descansados y desayunados vuelta al bus y nos vamos a dar un paseo en barco por el Lago Oeste, situado en el Parque Hua Gang, donde se concentran los puntos más turísticos de Hangzhou, dentro del lago hay cuatro islas, la principal es la llamada Colina Solitaria y el Templo del Alma Escondida, uno de los Templos más importantes de China, donde veneran la estatua del Buda Sakamuni de 19.6 metros de altura y la Pagoda de las Seis Armonías construida en el año 970,  su nombre tiene que ver con las predicaciones del budismo, armonía del cuerpo, de la mente, de las palabras, de las opiniones, la pobreza y la abstinencia. Una vez empapados de historia china y de sudor regresamos al hotel. Esa noche no salimos de marcha, después de cenar nos quedamos en un salón a comentar las compras que cada una adquirió en los ratos libres, y a comparar precios uno decía: he comprado 6 Lacoste por 30 euros, otro que si un reloj Rolex por 40, y así y lo que veía es que algunos ponían cara de decir coño yo soy más tonto que fulano, entre esos estaba yo que no atinaba con los precios, y ya les dije: vais a enseñar las compras pero por favor no digáis los precios, menos mal que hicieron caso y ya por lo menos se nos iba a algunos la mala uva.

Ahora sí que se nos acaban las vacaciones, hoy ya damos el último salto ya estamos en la estación de f.c., para subirnos al tren con destino a Shanghai, es un desplazamiento no muy largo, 180 kms., ésta es la Ciudad más poblada de China son sobre quince millones de habitantes, y es el centro económico y financiero del país, es una ciudad enorme sus calles parecen hormigueros hay gente por todos lados, coches, motos y bicicletas, muchas bicicletas, y todos pitando, en la estación nos espera un autobús para trasladarnos al Hotel y sin apenas darnos tiempo salimos para efectuar una visita panorámica de la Ciudad, Shanghai, cosa que es harto difícil pues en día y medio que permaneceremos ahí, pero bueno veremos lo que se pueda de momento empezamos por visitar el Templo de Buda de Jade, relativamente joven fue construido a principios del siglo XX y alberga dos estatuas de Buda de jade blanco, traídas desde Birmania por el Monje Hui Gen, de ahí salimos para ver el Jardín Yiyuan, se encuentra situado en el centro antiguo, de la antigua ciudad rodeada por la muralla. Alrededor del Jardín hay numerosos restaurantes de todas las nacionalidades y centros comerciales de todas las marcas, claro para poder atender a quince millones de habitantes tienen que tener alguna tienda que otra. Desde aquí vamos para el Malecón, que tras la Guerra del Opio lo tomaron los ingleses para sus actividades comerciales, esta ciudad que estuvo vedada a los chinos, dicen que en un Parque estaba escrito “Prohibida la entrada a los chinos y a los perros”, ya a mediados del siglo XX construyeron los edificios más emblemáticos de la ciudad y la famosa calle Nanjing de seis kms., la Torre de Televisión Perla de Oriente, creo que está como el tercero más alto del mundo, ya ahora no se le habrán ganado los árabes en Dubai y según veo ya es la 35 y el edificio Jin Mao que entonces era el cuarto ahora es el 34, en esa parte del Malecón parece que estamos en Nueva York, todo son rascacielos, y ya que estábamos allí, cómo no subíamos al Jin Mao, nada ochenta y ocho pisos, el ascensor parecía un cohete, llegamos con dolor de oídos pero merecía la pena las vistas inenarrables, en una zona de la última planta el piso es de cristal y se ve de arriba para abajo como un tubo a los que tienen vértigo no les recomiendo su visita,  pero sí es muy interesante.

Todavía nos dio tiempo para ir al Teatro y ver una parte del Circo del Sol, que allí tienen como una sección permanente y todos los integrantes son chinos, nos dejaron alucinando.

Ya se nos acaba el tiempo y solo nos queda hacer unas compras de emergencia dar nuestro último paseo en tierra China y echar las miradas a nuestro alrededor con tristeza, pues han sido días que aparte de ver las maravillas que hemos visto, también aprendido algo de las costumbres y forma de vivir en esa lejana parte del mundo tan distinta de la nuestra, pero como todo en la vida  tiene un principio y un final, y dándole gracias a Dios por habernos hecho posible el poder realizar uno de nuestros sueños:  viajar a China.

Ya estamos en el Aeropuerto, nos esperan 10.300 kms., 14 horas  de vuelo de una tacada, es directo de Shanghai a Madrid, comimos,  cenamos y desayunamos en el avión y todo de día, pues cuando iba  a anochecer, nos empezaba el amanecer, también un espectáculo, eso sí llegamos a Madrid hechos un cuatro, pero muy felices y pensando en el próximo.

Nota:

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, las de La Voz de Tomelloso. Las cartas remitidas a este medio deben ir debidamente firmadas y con el DNI. 

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