Mientras se atezaba, desnudo de medio cuerpo para arriba, la Gregoria, su mujer, le entró en el cuarto de aseo el uniforme gris de verano bien planchado y los zapatos negros a punto de charol.
Concluido el atavío, ceñido el correaje con la pistola de reglamento ─ya que como jefe estaba dispensado de llevar porra─ y encajada la gorra de plato sin el menor ladeo ni concesión graciosa, salió al patio encalado, con pozo, parra, higuera y tiestos arrimados a la cinta. Echó una ojeada al cielo indiferente, que aquella mañana, bajo sus azules claridades permitía flotar unas nubículas rebolotudas, blancas, de juguete.
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Las hermanas coloradas
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Jueves, 28 de Marzo del 2024
Jueves, 28 de Marzo del 2024
Jueves, 28 de Marzo del 2024