¡Qué bonito es un suspiro!
Será algo muy corriente,
pero ese gesto lo admiro.
Se da con cierta frecuencia,
o mejor dicho decir se daba,
pues antes nunca faltaba
que una mujer, con paciencia,
tras escuchar largo rato
al mozo que iba a rondarla,
con el fin de enamorarla
y salir del celibato,
le decía mil loores,
su belleza describía
y luego le prometía
yo no sé cuantos honores:
bajarle a la tierra el cielo,
regalarle el ancho mundo,
y como era un gran facundo,
cubrir de estrellas su pelo;
en un principio la moza,
de lo oído algo dudaba,
pero con lo que escuchaba
parecía ir en carroza,
sin tener alguna duda
era reina del imperio,
que el muchacho hablaba serio
y con verdad muy aguda.
Más tarde su letanía
tomaba otros derroteros
más con piropos sinceros
como los que antes decía,
y así la pobre muchacha
iba el sentido perdiendo
con tanta lisonja oyendo
y sin cortarse la racha.
Al final del episodio
ella un suspiro emitía,
algo que él recibía
como su ángel custodio.
Más palabras cariñosas,
y más tarde un beso, y ciento;
después, muchas otras cosas,
pero esas ya no las cuento.
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Jueves, 25 de Abril del 2024
Jueves, 25 de Abril del 2024