El año de mil
ochocientos sesenta y dos se recibió en Argamasilla de Alba con alegría, no
sólo porque el Infante don Sebastián de Borbón había comprado la Casa de
Medrano para hacer en ella un centro cultural, sino porque en dicho año se imprimió
en la famosa ergástula una edición del Quijote; auspiciada por el propio
Infante y por el impresor Rivadeneyra, con notas del Director de la Biblioteca
Nacional y componente de la RAE, Juan Eugenio Hartzenbusch.
También el Infante le
encargó al escultor Pedro Collado de Tejada la realización de un busto de
Cervantes, en mármol blanco (obra desconocida por el gran público y de gran
importancia) para ser colocado en la Cueva donde la tradición local dice estuvo
preso el Manco de Lepanto y comenzó a escribir su Quijote. (En la época
cervantina Argamasilla no tenía cárcel pública y se encerraba, a los que según
los prebostes locales merecían cárcel, en el subterráneo del Regidor Medrano).
Pero para
situarnos en lo que decimos daremos unas breves notas biográficas sobre el
escultor antedicho. Pedro Collado de Tejada nació en Madrid en mil ochocientos
veinte nueve y falleció en dicha ciudad en mil novecientos catorce. Hijo de un
comerciante natural de Pastrana (Guadalajara) llamado José Collado Mata, estudio
en la Real Academia de San Fernando, junto al pintor Vicente Palmaroli; éste
último era hijo de un litógrafo y pintor italiano: Gaetano Palmaroli, que trabajaba en el departamento que bajo
los auspicios de Francisco de Asís se
creó en el Museo del Prado con el apoyo del pintor José Madrazo; luego, Collado
coincidiría con Palmaroli en su estancia romana, formando parte del
grupo de artistas españoles que se reunían en el Café Greco. En aquella época el italiano-español pintaría un cuadro
del escultor. La dedicatoria nos muestra con claridad su amistad: “A mi querido
amigo Pedro Collado. Roma, Mayo de 1858”.
Respecto a
este retrato, Collado luce un gesto atildado: “tal como se advierte -dice la
ficha del cuadro- en la forma de abarcar las solapas del chaquetón con la mano
izquierda”; también su dedicación artística queda demostrada en tan principal
óleo al sostener: en la mano derecha, un palillo para modelar la arcilla y en
la izquierda una estatuilla inacabada. Pero no es esta la única pintura que
Palmaroli realiza a la familia Collado; ya que también retrata al padre del
escultor. Luego, los dos cuadros, según una Real Orden de 1915, fueron
aceptados por el Estado para el Museo de Arte
Moderno; donación de Pedro Collado en su testamento.(Actualmente los
cuadros están en depósito en el Museo de Jaén).
Según los expertos, el escultor formaba
parte de los artistas de cámara de la Reina Isabel II y, sobre todo, del rey
consorte Francisco de Asís. Entre los artistas que decimos destacan: Francisco
Pérez del Valle, José Piqué Duart, Ponciano Ponzano, Sabino de Medina Peñas,
José Pagniucci y el propio Pedro Collado de Tejada, etc.: quizá por ello el
Infante don Sebastián le encargó una obra para Argamasilla.
Otros aspectos de la vida del
escultor las sabemos por la relación de artistas de la Exposición Nacional de
Bellas Artes, celebrado en Madrid en mil ochocientos cincuenta y ocho. Exposición
y Concurso donde su amigo Palmaroli recibiría varios premios por sus cuadros y
donde Collado presentó una figura en yeso titulada: “Narciso en el momento de
enamorarse de su imagen reflejada en el agua”. Otras esculturas de su
producción son las tituladas: “San Juan Bautista”, “Ortryades guardando las
armas de los argivos” y “Cervantes”.
Ésta última obra, según
anuncia la prensa del último tercio del s. XIX, tenemos la certeza que,
efectivamente, fue encargada por: “El joven artista don Pedro Collado, el cual
acaba de ejecutar un busto en mármol del inmortal Cervantes, para colocarse en
la casa llamada de Medrano en Argamasilla de Alba. La obra es digna del cincel
de un gran artista, y a pesar de ser su autor, como joven (contaba treinta y
tres años) poco conocido, ha sabido, sin apartarse del retrato, dar un aire de
inteligencia a la cabeza del busto, que nadie puede dudar sea de un hombre de
gran talento”.
La pieza de la que hablamos, ya
lo hemos comentado, es un busto copiado de la
iconografía de un retrato anónimo del autor del Quijote del primer tercio del
siglo XVII. La cabeza luce una profusa cabellera y el rostro, de facciones
redondeadas, presenta amplio bigote y cuidada barba. Bajo el cuello la gola
rizada da paso a la indumentaria habitual de la época: jubón abotonado y capa
envolvente, terciada sobe el hombro izquierdo. Se sustenta sobre una base
octogonal, con tres pequeñas cartelas, profusamente adornadas, en las que puede
leerse: "Novelas ejemplares" / "Persiles y Segismunda”/ "La
Galatea", encima hay dos tomos en cuyo lomo se lee "Don Quixote".
No sabemos, sin
embargo, las causas por las que tan importante obra no esté colocada en el lugar
para el que fue erigida?... Aunque sí podemos comprobar, al igual que los
expertos que la han analizado: fotografía que mostramos, la calidad de la misma
y el esmero con el que fue creada por el artista.
Esperando encontrar
otros datos sobre el mencionado busto, y por qué no se encuentra en el lugar
para el que fue creado, nos despedimos. Que los ideales del Quijote nos sigan
acompañando.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
Sábado, 20 de Abril del 2024
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