Manu Sierra ha ganado el Premio de Novela “Francisco García
Pavón” de la Fiesta de las Letras 2021 con “Corruptio optimi”. La novela, negra
y policial, tiene como trasfondo la corrupción en un importante sindicato. Un
libro que, según ha podido saber este periodista, sorprendió gratamente a los
miembros del jurado del certamen.
Sierra es gallego, nació en 1972 en Pontevedra, y vive en
Sevilla. Es escritor por convicción, llegó hace poco a las letras de manera
profesional, y transmite su marcada pasión por la literatura “es esto a lo que
me quiero dedicar”. Recibir el premio ha supuesto una confirmación de que ha
elegido bien su camino.
—Le confieso que he encontrado muy poca información de
usted en internet. Me puede hacer una aproximación a su obra.
—“Corruptio optimi” es mi tercera novela; estoy preparando
la cuarta. Será mi segunda publicada, en febrero salió a la calle “Actitud
norte” editada por un sello pequeño, Distrito 93. Antes escribí “Piedra sobre
piedra”, todavía inédita.
—¿Cuándo empezó a escribir?
—Mi tarea como escritor comenzó muy recientemente, al perder
el trabajo. Cerró la empresa donde estaba y tenía, como le diría, el deber de
escribir y eso me hacía sentirme culpable. Escribir me ha servido de terapia.
Tenía un trabajo que me absorbía mucho, muy estresante. La empresa atravesaba
momentos difíciles y estábamos dando el ciento diez por ciento. De la noche a
la mañana ese estrés se convirtió en tener demasiado tiempo, no tener un motivo
para madrugar o para salir a la calle… Me propuse la escritura como un trabajo,
con un horario, saliendo de casa y con mucha dedicación.
Cuando llevaba sesenta páginas escritas de mi primera novela
me dije “la voy a terminar, esto es lo mío, me llena y me voy a dedicar a
escribir”. Esto fue hace casi cuatro años, en el verano de 2017, con treinta y
cinco años, y no he parado.
—¿Y antes no había escrito?
—He escrito siempre. Otros géneros, como guiones de
documentales, artículos corporativos o discursos para el sindicato en el que estuve.
Pero no de manera profesional.
—¿Qué ha supuesto para usted recibir este premio? ¿Una
confirmación de que ha elegido el buen camino con la escritura?
—Cuando me comunicaron el premio la alegría fue
inconmensurable, mayúscula. La novela la presenté al concurso porque ya tenía
experiencia con otra en un certamen que, aunque no ganó sí tuvo la
recomendación del jurado para ser publicada. Este mundo es más complicado de lo
que yo pensaba, para publicar hace falta una parafernalia de contactos, de
agentes, etcétera, con los que yo no cuento. No lograba tener la oportunidad de
que me leyesen ya que intentar enviar originales a las editoriales es
prácticamente imposible. Solo me quedaba la vía de los concursos, una vez me
salió bien así que esta novela la envié a la Fiesta de las Letras de Tomelloso.
La sensación es como si alguien te cuenta que te ha tocado la lotería, es algo
que no te puedes creer.
—¿Corruptio optimi?
—No es el primer título que le puse. La presenté como “Anatomía
de los principios perdidos”, pero después de ganar la editorial que la va a
publicar me sugirió que lo cambiase. Opte por “Corruptio optimi”. Viene de un
adagio latino bastante conocido “Corruptio optimi pessima”, que viene a decir que
la corrupción de los mejores es la peor. Porque no solo mancha como las demás,
sino que supone una podredumbre de la estructura de la sociedad ya sean los
altos cargos de la política o, como en este caso, los altos cargos de un
sindicato.
Trabajé durante trece años en Comisiones Obreras de
Andalucía y me involucré en el sindicalismo como en un sacerdocio. Hay quien
diría que desde lo más ingenuo para mí. De allí dimití.
—¿Por lo que ocurre en la novela?
—La novela es la resolución del crimen de un tipo que,
casualmente, trabajaba en un sindicato. Llevaba un tiempo en contacto con la
UDEF denunciando corrupción. Los escritos que dirige a la Unidad de Delitos
Económicos y Fiscales de la Policía Nacional, son una modificación de los que
yo remití a esa unidad, con la que estuve colaborando un año aquí en Sevilla.
“Corruptio optimi” no deja de ser una ficción que va más
allá de la corrupción estructural. Hay un crimen, matan al tipo este, a la
mosca cojonera, y eso es lo que mueve la historia.
—Tiene toda la pinta de ser una novela negra.
—Absolutamente. Lo que le he contado es, por decirlo de
algún modo, la cara vista del libro. Debajo, desde el principio, hay una
segunda trama, más negra que la policial, que a mí me motivaba mucho. Pero,
como comprenderá, prefiero no dar muchos detalles.
No pretende ser una novela de misterio, es negra y policial.
Aunque se vayan resolviendo cosas no era mi intención que fuese un guion de Hitchcock
o un título de Agatha Christie.
—Tengo entendido que la protagonista es una mujer.
—Es una inspectora de policía, la jefa del Grupo de
Homicidios de Andalucía Occidental radicado en Sevilla. Esta novela nació a raíz del consejo de un
primo carnal mío, genial guionista de series que ahora está en Netfilx, de que
escribiese sobre temas sencillos que conociese. Las dos primeras eran, diría,
un poquito densas, narcos internacionales, tramas del Estado…
Le hice caso, pero me di cuenta, cuando me puse a elaborar
la novela, que de la parte de procedimiento policial y judicial en España no
tenía ni idea. Conocemos más los de Estados Unidos por las series y el cine que
los de aquí que son más prosaicos. Para solucionarlo entré con mucha vergüenza en
una comisaría para pedir asesoramiento. Amablemente me pusieron en contacto con
el jefe del Grupo de Homicidios, un tipo encantador que me atendió durante toda
una mañana. Eso me ha servido para darle veracidad a la novela.
—¿Conoce la obra de Pavón?
—Me avergüenza decirle que no. Nací un año después que la
serie Plinio; ahora la estoy viendo. Me está gustando mucho. Es un Sherlock
Holmes no antiguo, ni pedante sino de calle, con dudas, de bondad y, sobre
todo, entrañable.
—La Fiesta de las Letras llega a su edición número
setenta. El hecho de la feria de una pequeña ciudad manchega se enfoque en
homenajear las letras y las artes resulta algo extraño.
—Más allá del hecho de que naciese hace 70 años, y sin
conocer la historia de la fiesta, lo importante es que se haya mantenido.
Seguro que ha vivido épocas complicadas, cambios sociales… En estos setenta
años el país ha cambiado al menos tres veces, cambios estructurales no solo políticos,
y que una seña de identidad basada en la literatura se ha mantenido todo ese
tiempo es impresionante. Dudo mucho que exista un certamen que se haya
mantenido tanto tiempo.
—Con este premio ya no hay quien le pare en la escritura,
¿cuáles son sus proyectos más inmediatos?
—Ha un pequeño personaje que aparece en la primera novela
que escribí, que se titula “Piedra sobre piedra”, que no está publicada. Un
personaje, menos que secundario, pero que es importante porque es el que mata
al personaje que muere la historia. Cogí a ese tipo, que es un sicario, un
asesino profesional, gallego y jubilado. En esta novela que estoy escribiendo
gira todo en torno a él. Pero me está costando muchísimo, todo lo que
disfrutaba, con mi rutina, con las otras tres, se rompió con la pandemia y me
cuesta concentrarme. La llevo más o menos por la mitad, pero confió que salga.
Me da lo mismo, voy a seguir. Y detrás de ella vendrá otra, porque a lo que me
quiero dedicar, más allá de lo alimenticio, es a escribir.
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Martes, 12 de Julio del 2022
Domingo, 5 de Septiembre del 2021
Jueves, 25 de Abril del 2024
Jueves, 25 de Abril del 2024