Economía

Elías López repasa los proyectos de Verum y analiza cómo está la viticultura en una entrevista con el ABC

la voz | Martes, 8 de Febrero del 2022
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El diario ABC ha realizado una sabrosa entrevista al enólogo Elías López Montero. En la misma, repasa los diversos proyectos en los que se ha embarcado Verum, comenta los aspectos más relevantes de su trayectoria profesional y realiza un buen análisis sobre cómo está la viticultura en estos momentos. Por su interés, ofrecemos la entrevista a los lectores de La Voz de Tomelloso.

Elías López Montero (Tomelloso, Ciudad Real, 1982) lleva en las venas no sólo la sangre y la genética de una larga tradición familiar, sino también el vino, que es lo que distingue a su familia tomellosera desde hace más de dos siglos. Este joven pero experto viticultor y enólogo es miembro de una familia vinculada al mundo del vino y los destilados desde 1788 en su localidad natal. Una larga trayectoria y un tesón que le llevaron el pasado año a ser elegido por prestigiosas publicaciones como entre los 10 mejores enólogos de España y los 60 de Europa.

-Como se suele decir, ¿de casta le viene al galgo?

-Cuando eres descendiente de una familia con tanta tradición en el mundo del vino, llevas en tu ADN dedicarte a ello. Al principio, como todos los jóvenes, tuve mi punto de rebeldía y quizá no era lo que más me apetecía, pero luego comprendes que no hay nada más bonito que se me ocurra hacer en mi tierra que verte comprometido con unos valores familiares y dejar un legado en forma de vino. En Bodegas Verum intentamos ser profetas en nuestra tierra.

-Pero no todo es la herencia genética, sino que es técnico especialista en viticultura y enotecnia y tiene un máster en Enología, Viticultura y Márketing de Vino. ¿Es esencial la formación para entender bien el vino y la viña?

-Sí, en todas las profesiones, pero especialmente en una profesión técnica en la que la formación es tan importante e imprescindible. Sin embargo, también hay otras cosas porque a mí me ha ayudado mucho el tener siempre un carácter viajero e inquieto y descubrir lo que se hace en otros países y latitudes o compartir con otros enólogos nuestras experiencias para entender los vinos que se elaboran en otros lugares.

-Todo ello le llevó el pasado año a ser elegido entre los 10 mejores enólogos españoles y entre los 60 de Europa. ¿Qué se siente cuando escucha esto?

-En primer lugar, una gran alegría por que se reconozca tu trabajo y también es un orgullo por la tierra a la que representas, que a veces no está tan ligada a estos reconocimientos. Por eso, que internacionalmente se valore los atributos de La Mancha y de un sector como el del vino es una satisfacción tanto para mí como para mi familia, que es la que ha confiado en mí para que ponga en valor nuestros viñedos.

-Después de trabajar en Vinícola de Tomelloso, Altosa, Bodegas Aalto de Ribera del Duero y en la sudafricana Bergkelder, decidió volver a su tierra de nuevo en 2005, cuando tenía tan sólo 23 años, para poner en marcha Bodegas Verum. ¿Por qué y para qué?

-La experiencia en otras bodegas y otras regiones tenía tenía un principio y casi un final también. En cuanto mis hermanos me dijeron que tenía que regresar para poner en marcha el proyecto de bodega que dejaron aparcado desde hace tiempo por el fallecimiento de mi padre, yo lo retomé con la ilusión propia de la juventud de aquellos años. Lo recuerdo con muchas ganas de aportar cosas y complacido por el apoyo que tuve de mi familia, gracias a la cual pude seguir evolucionando y desarrollar una idea de la que estamos muy contentos.

-¿Qué es lo que caracteriza a este proyecto y cuál es su filosofía?

-Hemos intentado siempre encontrar la tipicidad de esta región. 'Verum' (palabra latina) significa la verdad o lo verdadero y en el caso de nuestro proyecto se juntan tres verdades a la hora de hacer nuestros vinos: la de nuestra historia familiar, la de esta tierra y la del vino de Castilla-La Mancha y, en concreto, de La Mancha. Por eso, buscamos transmitir en nuestros vinos el sabor a la tierra caliza de esta comarca y las variedades de uva originarias con la elaboración en tinajas a la manera tradicional.

-En los últimos años se ha lanzado a elaborar vinos con variedades de uva autóctonas minoritarias en Castilla-La Mancha, como la Tinto Velasco o la Albillo Real, entre otras. ¿Qué resultados están teniendo?

-Muy buenos, porque el Tinto Velasco, por ejemplo, es un varietal casi desconocido que es muy austero y requiere muy poca agua, madura muy tarde y mantiene acidez natural. A todo el que le gusta el vino le atrae probar cosas diferentes, algo que sorprende y responde en el mercado. Por lo que se refiere al Albillo Real, es una uva que se trabaja más en otras zonas vitivinícolas, como Madrid, y aunque es originaria de la Meseta central, en La Mancha estaba casi desaparecida, por lo que su recuperación es importante y creo que tiene mucho futuro, aunque hay que darle su punto porque madura muy pronto. Otras variedades con las que trabajamos son el Graciano, la Mazuela, la Malvasía y, como no, las viñas viejas de Airén, el buque insignia de la comarca.

-En cualquier caso, ¿cree que La Mancha y Castilla-La Mancha, en general, tienen potencial y futuro, más allá de ser conocida por ser el mayor viñedo del mundo?

-Creo que ahora sí, de la mano de las nuevas generaciones está reactivándose un poco el interés en el vino de Castilla-La Mancha y son varios los proyectos que llaman la atención. Es algo de lo que estoy muy contento porque, cuando empezamos en 2005, arrastrábamos un estigma que debíamos sacudirnos.

-¿Qué le parece la propuesta que ha llegado al Parlamento Europeo, aunque esté en fase de estudio aún, de añadir en el etiquetado del vino información sobre el riesgo de su consumo por considerarlo «cancerígeno», de manera similar a como se hace ya en las cajetillas de tabaco?

-Espero que la coherencia reine y se imponga, y no veamos esto porque no se puede comparar el vino con el tabaco. De hecho, son numerosos los estudios que indican que el consumo moderado de vino es positivo para la salud, además de ser cultura y una hermosa forma de vivir que no debería verse dañada por esos mensajes tan alarmistas.

-Aparte de este proyecto, hace no mucho puso sus ojos en la región argentina de La Patagonia y, en concreto, a la provincia de Río Negro. ¿Qué es lo que encontró en ese lugar y cuál es el fruto de su trabajo allí?

-La Patagonia, a cualquier manchego que conozca el valle del Río Negro en concreto, donde está el proyecto vitivinícola en el que trabajo, es una zona muy fértil con una gran cantidad de agua y llama mucho la atención. Además, si te dedicas al vino, es un lugar maravilloso porque tiene una climatología extraordinaria para el cultivo de ciertas uvas como la Pinot Noir o la Chardonnay. Más allá de todo esto, dirigir un proyecto a 12.000 kilómetros de tu casa es un reto apasionante y allá voy cada año para ponerme al frente del mismo.


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