Raúl Martínez nos contaba que, por segunda vez, tiene la suerte de exponer en un lugar tan entrañable de Tomelloso como es El Rinconcito. Quiso dar las gracias al propietario del local, Mario Caballero, por su gran apuesta por el arte; “es un honor colgar mis fotografías en estas paredes donde han estado las obras de los grandes nombres de la pintura y la fotografía”.

Martínez regresa con catorce fotografías en las que se conjuga un toque a Tomelloso y La Mancha, “al fin y al cabo son una fuente de inspiración que, por suerte, tenemos cerca”, con París y Granada.  De la Ciudad del la Luz, el artista ha querido destacar sus emblemáticos cafés; de Granada el fotógrafo registra el Sacromonte o el Albaicín.

Raúl nos muestra, también, una serie en la que está trabajando actualmente: las aves. Y es que, para el artista, el contemplar el vuelo y las evoluciones de los pájaros en el remanso de paz que es el campo, ayuda a uno mismo a sentirse mejor y a desconectar “del mundo tan banal de nuestro día a día”. De hecho, Raúl llama poéticamente al lugar donde registra estas fotos “El suspiro”.  El artista nos confiesa que busca poner poesía en sus instantáneas, “me hubiera gustado poder escribirla, pero la pongo en las fotografías”.

Nos relata que en esta muestra predomina más el blanco y negro que con “Génesis”, la anterior exposición —que fue todo un éxito—. El artista se encuentra en una época de su vida “en la que hay blancos y negros” y, al fin y al cabo “todo es un reflejo del espíritu de uno mismo”.