Tomelloso

“Caminando sueños”, un magnífico homenaje de Teatro La Barja a Antonio Machado en la Muestra Localn

Francisco Navarro | Domingo, 10 de Junio del 2018
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Avanza la XXV Muestra Local de Teatro de Tomelloso, este sábado se mediaba el certamen con la representación de “Caminando sueños” de Teatro La Barja. Una propuesta arriesgada y valiente sobre una de las figuras de nuestra poesía, Antonio Machado, que gustó al público que acudió al Teatro Municipal. El respetable premió con una gran ovación al dúo de actores que soporta sobre sus espaldas (y sus voces, sus gestos y movimientos) la obra.

Dos actores, vestidos de blanco sobre un escenario mínimo —algunos muebles y un perchero con ropa— nos relatan durante casi dos horas la vida de uno de nuestros poetas más insignes. El montaje es una creación colectiva de la propia compañía basada en textos del propio Machado, su abuelo, su padre, su madre o su hermano Manuel; Giner de los Ríos, Unamuno, Rubén Darío o “Guiomar” Valderrama.

Faustino Perales da vida a don Antonio. Contenido, modesto, didáctico, entretenido, machadiano, nos atrevemos a decir. El actor es capaz de transmitir la intrínseca bondad del poeta con un tono agradable y unos movimientos suaves. David Pericaho hace del resto de los personajes de la obra (de la vida de Machado), su padre, su abuelo, su hermano, Giner de los Ríos, Unamuno, Darío, Leonor, su suegro, la muerte, Guiomar…. Es la antítesis de Don Antonio, voz amplia y tonante y movimientos rápidos y efectivos, Pericacho es un verdadero animal escénico.

La obra nos conduce por la vida de Machado en una suerte de road movie absolutamente minimalista, por la existencia de un poeta que para ser hombre le bastó el caminar. Y todo empieza con la “Oración por Antonio Machado” de Rubén Darío, en Sevilla y acaba, como todos sabemos en Colliure (“Estos días azules y este sol de la infancia”) con “Retrato”.

Con los dos actores, mediante cambios de vestuario, máscaras, luces y del escaso mobiliario del atrezo, recorremos el periplo machadiano, la odisea de un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, ya se sabe. Sevilla, Madrid, París, Soria, Baeza, Segovia, Valencia y Francia. Sus abuelos, sus padres, su hermano Manuel, Giner, Rubén Darío, Unamuno. Leonor y Guiomar. Un recorrido, una lucha hercúlea  buscando mejorar la vida de quienes le rodearon, del pueblo, a través de la educación y de las reformas sociales, a pesar de una vida plena de sufrimiento.

Al final, el arriesgado montaje de Teatro La Barja tuvo su recompensa con la gran ovación del público (escaso para la calidad de la obra, hay que decirlo) y algunos sentidos “¡Bravo!”. Fue una gran noche de teatro, un colosal homenaje a uno de nuestro mejores poetas, Antonio Machado, siempre vigente.

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