¿Será cierto que algunos dirigentes políticos nos toman por deficientes mentales? ¿Será que, como les hemos permitido tantos desmanes creen que pueden reírse de nosotros con el más cínico  indecoro y en nuestra misma faz? O  ¿Serán apreciaciones erradas mías?

Las emisoras de radio con voces graves y con  la capa  de tristeza cubriendo la alegría venían anunciando que no salía de casa, que estaba muy enfermo, que posiblemente estuviera cercano el hecho de “la orfandad nacional”. Llevaban haciendo cábalas algunas mentes en los ratos de ocio,  elucubrando fechas posibles para el óbito. Intercalaban días, meses y años para dar con la clave. Las fechas entre otras eran: -la muerte de José Antonio Primo de Rivera (20 de noviembre de 1936); -la de Luis Carrero Blanco (20 de diciembre de 1973) y algunas más que ahora no recuerdo.

Un día al conectar la radio en las primeras horas sonó música clásica. Cambio el dial del transistor y… también música clásica (esta música en los años setenta la “utilizaban” los, por entonces, medios de comunicación para cubrir los espacios sonoros cuando se trataba de duelo. Por ejemplo, el viernes santo porque estábamos de luto, “había muerto Dios”, nos decían los mayores.

Después de varios paseos con la rueda que movía el alambrito indicador de los hercios, cesa la música y una voz aterciopelada de locutor enchaquetado y con corbata (así me lo imaginé) dice “Como acaba de informarnos  Presidente del Gobierno Don Carlos Arias Navarro: Franco ha muerto”.

Era el día 20  de noviembre de 1975. Por lo tanto en el presente año se cumplirán cuarenta y tres (43) de la defunción de Franco.

En aquel momento se trataba de un acontecimiento importante y de un hito en la historia de España, que cambiaría radicalmente el futuro de nuestra nación.

Gracias a la aplicación del concepto de la “Memoria histórica” (copiada solo en parte por el antiguo presidente español, Zapatero) de Pierrre Nora (historiador francés). Se trataría de tener presentes y valorar, para su provecho, los acontecimientos importantes en el devenir cultural y evolutivo de los diferentes grupos humanos en el universo. Conlleva un alto riesgo de politización partidista, si no se utiliza con ecuanimidad. Esto técnicamente hablando.

Parece ser que uno de los más sonados (con significado de ruidoso y de orate) logros del gobierno de Pedro Sánchez, dada la importancia mediática que está recibiendo, será la exhumación de los  restos de Franco de la cripta del Valle de los Caídos para trasladarlos a otro lugar.

-¿En serio?

-Sí, en serio.

Después de casi cuarenta y tres años de olvido y de enterramiento de muchísimos agravios, duelos y llantos como han sufrido miles de españoles de los dos bandos, ahora por arte de la mal entendida Memoria Histórica, se preocupan de este asunto. Mi cortedad mental me impide conocer la razón y el fin de tal exhumación.

¿Seguro que a tantísimos españoles de bien, de cualquier ideología política, los trae tan preocupados que Franco esté enterrado aquí o allí, como para que el gobierno de la nación gaste tiempo y dinero en esto?

Con todos mis respetos, me da igual lo que  hagan con tales restos.

A mí, no sé si a otras personas, me interesa más.

-Una acertada educación científica y técnica para todos, desde los más pequeños hasta los jubilados pasando por colegios, institutos y universidades.

-Los miles de personas en el paro.

-La manipulación ideológica de machismos y feminismo para dividir la sociedad.

-Los  inmigrantes de cualquier nacionalidad, a los que el hambre y la guerra los obligan a dejar sus casas y sus tierras.

-Las mujeres inmigrantes cuyo coste del pasaje en patera incluye utilizarlas como objetos sexuales, por lo cual muchas de ellas desembarcan embarazadas.

-La manipulación informativa que algunos medios de comunicación servidores de intereses políticos o económicos.

-La poca madurez personal e intelectual de parte de nuestra sociedad manifestada en el seguimiento diario de programas basura repletos de bodrios de amoríos con lenguas “famosas” que dicen y desdicen según marque el guión.

-Etc., etc., etc.