En este ambiente callejero y futbolero se crió un hombre que siempre aparece feliz en los acontecimientos sociales de la ciudad, ferias, procesiones, romerías… y sobre todo, en los deportivos, siendo fiel seguidor de su Tomelloso, antes, y Atlético Tomelloso, ahora, de los que presume de ser socio desde tiempos lejanos. Ha viajado en infinidad de ocasiones con el equipo y guarda como oro en paño las fotografías que tiene con equipos y jugadores. Seguidor del Barsa, pero algo más del Atlético Tomelloso, Ángel Polito puede que haya fines de semana en lo que vea una decena de partidos, por la tele y en directo.

Su vida es más organizada desde que fue acogido en el Hospital San Víctor donde presta una valiosa ayuda a las hermanas y usuarios. Conocido por todos los tomelloseros, su presencia en cualquier lugar resulta siempre cercana y entrañable, saludando y gastando bromas a todo el mundo. También ha sido muy bien acogido por la peña carnavalera Los Canuthi que lo ha introducido en sus representaciones y le da cancha en todos sus actos sociales.

Con este relato inspirado en la persona que es Ángel, La Voz de Tomelloso quiere rendir un pequeño homenaje en su cumpleaños, a un hombre, como diría Machado, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Es Ángel un tipo singular, una oreja pegada a la radio, que informa al instante de todos los acontecimientos futbolisticos que se van produciendo. Un hombre cercano, ingenuo, infeliz, un poco pesadillo a veces, pero buena persona. ¿Qué han hecho los juveniles? y sin tiempo para responder ya te lleva a otro frente, “¿vas a ir a ver a los grandes?...pues…me gustó mucho el Sevilla anoche…No tiene mal equipo el Alcázar este año…abultó el once ese que vino el domingo….veremos si sube el Betis al final….esos nuevos que hemos fichado me parece que no sirven….a ver si nos vamos a Avila como el año pasado, el Valencia lo tiene difícil para pasar y así una sucesión de flases futboleros de todas las categorías y circunstancias que él va diciendo rápidamente, sin apenas pausas.

Los suyo es un forofismo exacerbado, una devoción futbolera que llena su vida. Un domingo lo vi por la calle cariacontecido, apagado, tristón, con andares menos vivos de lo habitual. A medida que me acercaba a él lo vi tremendamente nervioso. Se rascaba la cabeza, se arañaba los carrillos, manoteaba, se metía las manos en los bolsillos, volvía a sacarlas...Su problema no era pequeño. Era uno de esos domingos en los que el campeonato descansaba, no había campo en todo el país,  donde se midieran once contra once. Pudiera ser uno de esos domingos que caen en medio de la Navidad, o un domingo cualquiera que el calendario saltaba para dar un margen de preparación a los chicos de la selección.

A falta de fútbol, Ángel no le daba por pasear en un parque o ir al cine, ni por las partidas en el casino y mucho menos por botellinear en la barra de un bar. A lo más que aspiraba era a cruzarse con otro espécimen futbolistico y pegar  la hebra hasta  que ese fatal domingo sin  balompié concluyera.

A mi amigo, Ángel Grande Núñez, en su 60 cumpleaños