Opinión

La locura elocuente

María Valencia Durga | Viernes, 2 de Noviembre del 2018
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(Voces de aquéllos que un día pasaron por un dispositivos psiquiátrico cualquiera e imaginan un futuro mejor)

Venimos del futuro para decir lo que hemos visto…

Hubo un tiempo en que “la maquinaria pesada en la que con frecuencia no encajábamos” no nos dejaba dormir y mientras tanto soñábamos…soñábamos con pertenecer también. Soñábamos con tener dinero, disfrutar de actividades significativas para nosotras y en compañía de quienes nos hacían sentir bien. Soñábamos que no tomábamos medicación porque ya no existía esa distancia entre “el otro” y “yo mismo”; entre “el sistema” y “el que no encaja en él”. Soñábamos que éramos válidas y valiosas por lo que éramos y no por lo que hacíamos o debíamos demostrar ante las demás, soñábamos que teníamos las riendas de nuestra vida, que podíamos elegir, tomar decisiones y caminos que sintonizaran con quienes realmente éramos y donde pudiéramos dar lo mejor de nosotras mismas.

Estuvimos un día muy perdidas, generaciones que se encontraron encerradas entre diagnósticos pesados y estigmas, diferencias que impedían nuestra diversificación en un sistema que exigía ciertos estándares, con frecuencia  diseñados para unas pocas capaces de producir mucho.

Estuvimos un día muy perdidas pero nuestras voces han sido escuchadas, la horizontalidad entre profesionales y pacientes ha ayudado a dar peso a nuestra palabra y hemos sido acompañadas por las que mejor conocen el camino dentro de las políticas que implican el cambio “institucional.”

Venimos del futuro para decir lo que hemos visto…

Hubo un tiempo en que sentimos miedo al entrar en el dispositivo psiquiátrico, ¿Tal vez ahí tampoco encaje (entre las compañeras)? ¿Tal vez no me acompañen los profesionales como necesito? ¿Servirá de algo este proceso, este esfuerzo?  Y sobre todo ¿Qué será toda esta incógnita…Qué me espera?

Venimos del futuro para decir lo que hemos visto…

Y hemos visto grandes cambios… el enfoque mental se ha tornado holístico, entendemos que las dificultades mentales son aún más si cabe emocionales en primera instancia y por eso en los dispositivos ahora …además de “sentarnos a pensar juntos”, nos gustar sentarnos a sentir juntos, nos gusta identificarnos, resonar con lo que siente el otro y compartir los múltiples caminos  elegidos y experiencias vividas por si a la otra persona le vale y ahora tenemos por ejemplo herramientas que nos ayudan a discrepar sanamente cuando hay conflictos desde el “cómo me siento” en vez de desde el “porque tú.”

Hemos visto grandes cambios… hubo un tiempo (en aquellos tiempos donde aún existían las contenciones forzosas en España) donde las pacientes recibían medicaciones forzosas, sin información y sin opciones alternativas, y hubo un tiempo donde la falta de rescate por parte de las profesionales ante aquellas que permanecían silenciosas (con frecuencia sobremedicadas), la falta de la mano-puente con la realidad y de la mirada que te hace que existas mataba más que la mortandad de la anestesia de la misma medicación; Pues el ruido vende más, donde quiera que vayas, y hasta en los procesos terapéuticos.

Si, hemos visto grandes cambios…el desarrollo personal dentro de la institución ha sido un punto ineludible para nuestro avance, y ahora en los dispositivos de salud mental hay grupos de gestión emocional, comunicación efectiva, yoga, mindfulness, actividades de “outdoor training” etc. Se ha incluido el arte entre las terapias: Entendemos que a veces la palabra oculta, a veces no alcanza; Pero el cuerpo…la danza …no puede ocultar…; Pero la pintura habla por sí misma. También conocemos nuestro derechos y sabemos a quien podemos recurrir para que nos ampare frente a las injusticias y violación de nuestros derechos y compañeras en planta.

Y hemos visto…he visto y soñé anoche…que no había terapias ni pacientes ni diagnósticos…soñé con el apocalipsis del Manual de diagnósticos psiquiátricos del DSM-VI (preludio freudiano-donde cada persona será catalogada-)…Soñé que todo volvía a la normalidad…y soñé que existía un Ministerio de Salud Emocional y Mental donde cada ciudadana pertenecía a aquellos grupos dentro de su comunidad que pudieran aportarle este tipo de bienestar. Sin sesgo. Sin separación. Pero esto ya es sueño mío…así que no lo puedo contar aquí.

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