La Escuela de Gimnasia Rítmica del Área de Deportes de Tomelloso celebró ayer su exhibición en la categoría de técnico en el pabellón de la Ciudad Deportiva. Amigos y familiares ocuparon gran parte de las gradas para ver este espectáculo que premia el esfuerzo de un alumnado diverso e inclusivo.

Esta es la segunda exhibición que hace la escuela. La primera se celebró el viernes 10 de mayo y, en ese caso, salieron al tapiz las más jóvenes. Ayer era el turno de las mayores –niveles 2A, 2B mini-técnico y técnico-. Eva Villena, la coordinadora de la escuela, afirma que está formada, nada más y nada menos, que por 250 niñas aproximadamente. “Esta exhibición es una recompensa motivante hacia ellas, para que disfruten y lo pasen bien”, destaca.

La Escuela de Gimnasia Rítmica de Tomelloso tiene 6 monitoras de las que, dice Villena “somos un equipo, trabajamos todas de la misma forma y somos amigas y compañeras”. Y esta relación tan estrecha se pudo ver ayer en cada actuación, en la que todas las monitoras se desvivían por animar a sus alumnas. Muy atentas y dando indicaciones durante toda la exhibición, no decayeron ni un segundo. 

Por su parte, las alumnas compartían nervios y ganas a partes iguales. Llevan todo el año preparando el momento de su exhibición y no quieren defraudar a todas las personas que han venido a verlas. Una vez finalizado el ejercicio podían verse en sus caras muchas sonrisas y alguna que otra lágrima, producto de los nervios.

Ejemplo de inclusión

La Escuela de Gimnasia Rítmica de Tomelloso también es un ejemplo de inclusión. Lo demostraron alumnas y alumnos como Ana, Mario o Maria José, entre otros. Son jóvenes con capacidades diferentes que pertenecen al Club Deportivo Los Delfines, el cual lleva 15 años compitiendo en Gimnasia Rítmica en su categoría.

Se notaban las ganas y la veteranía ya que, tanto en las actuaciones individuales como la grupal, los alumnos y alumnas lo dieron todo sobre el tapiz. Mención especial también para las monitoras y voluntarias como María Antonia Rodríguez, que replicaban las coreografías frente a los alumnos, les animaban y se entregaban al máximo. 

Prueba de este esfuerzo eran las sonrisas de los alumnos una vez finalizado el ejercicio y los abrazos con sus monitoras, con las que comparten una gran complicidad y entendimiento.

 Ayer fue una noche de emociones y mucho deporte en la que, como bien dijo la coordinadora de la Escuela, Eva Villena “la recompensa son ellas, su sonrisa”.