El Cristo de la Vega ha sido el rival duro y rocoso que se esperaba. Bien posicionado y aplicado en la basculación, ha dificultado la elaboración de los de casa, en el que han sido mayoría los pases horizontales ,mucho  más que la profundidad y la velocidad a la hora de mover el balón. La tarde ha empezado a truncarse con el 0-1 que ha dado todavía mayor aplomo y tranquilidad a los socuellaminos, que ha competido el encuentro de principio a fin. Pero la insistencia local ha tenido premio con el buen gol de cabeza de Mario poco antes del descanso. 

En el segundo tiempo ha seguido llevando la iniciativa el Atlético, pero sin agobiar en exceso a un Cristo de la Vega con líneas muy juntas, solidario en las ayudas y un buen portero como último bastión. En un contragolpe ha encontrado el 1-2 y eso ha supuesto un serio contratiempo para el Atlético porque restaban menos minutos por delante. En el tramo final, lo han intentado los auriverdes por la vía del juego directo y los balones colgados al área que han sido bien defendidos por la zaga rival. La entrada de Rafa Rodrigo ha mejorado  el ataque local, pero el gol del empate, espectacular, lo ha marcado Gontxu con un disparo imparable. Contando el añadido, había minutos para encontrar el 3-2 que diera la liga y alguna oportunidad ha habido para la remontada que hubiese desatado la locura en la grada. Pero al final, 2-2 y el llanto desconsolado en muchos de los futbolistas que, poco a poco, ha ido aplacando Cristóbal Moraga. “Lo importante es que hemos llegado al final con opciones y la unión que hay entre nosotros”, las ha dicho cuando han formado una piña en el centro del terreno de juego. El público ha despedido con una gran ovación a los suyos. Se lo merecían, pero ellos seguía lamentando con amargura no haber salido campeones.