A unas cuantas horas de haber salido del Teatro Municipal de
Tomelloso, uno tiene la sensación de haber asistido anoche a una función de
circo en el mejor estilo estadounidense —de ahí el titular que encabeza esta
crónica—. Uno de tres pistas, como el Americano o el Ringling: “¡Señoras y
señores, con ustedes el circo de los hermanos Lehman, que les ofrecerá casi
cuatro horas de espectáculo sin tregua!”. Un circo en el que se mostró el
capitalismo en estado puro a través de la saga de una familia de emigrantes alemanes
que han estado detrás todo (lo bueno y lo malo) que ha acontecido en los
últimos dos siglos. O, ahora que pienso, también recuerda a una de esas películas
épicas del oeste como “La conquista del oeste”.
Barco Pirata estrenó este sábado en Tomelloso “Lehman
Trilogy”, la aclamada obra de Stefano Massino, versionada y dirigida por Peris
Mencheta. La función fue todo un éxito, el público (después de más de tres
horas y media de función) dedicó una sonora y prolongada ovación cuando cayó el
telón. El respetable disfrutó y eso se notaba a la salida, la gente sonreía y
comentaba favorablemente el montaje. Así da gusto.
Durante más de tres horas, divididas en tres actos, Lehman
Trilogy relata la odisea de la familia Lehman desde que Heyum Lehman (al que el
funcionario de inmigración va a cambiar el nombre por el de Henry, como le pasaría
décadas después a Vito Andolini) llega al puerto de Nueva York el 11 de
septiembre del 11 de septiembre de 1844. Después llegan sus hermanos, Emmanuel y Mayer y se establecen en
Montgomery, Alabama (el estado de Forrest Gump). Y decimos relatar porque es lo
que ocurre durante toda la obra, el relato prevalece sobre el diálogo.
La obra nos explica, con un texto denso e incisivo (ma non
troppo), como llegamos al capitalismo globalizado que rige nuestro mundo (o lo
hacía hasta 2008). La función se sustenta en seis magníficos actores, que no dan
tregua al espectador, capaces de mantener el ritmo apabullante que imprime la
obra y dar vida a ciento veinte personajes como si nada, con una fluidez
admirable. La música tiene un especial protagonismo, ya lo dice el subtítulo:
Balada para sexteto en tres actos. Sin ser un musical, la obra mezcla la música
judía, el ragtime, el twist, el rhythm and blues, Bob Dylan o los Beatles y los
intérpretes cantan y tocan distintos instrumentos.
La obra va desde los orígenes del imperio (“¡No se tira
nada, todo se vende!”), como los Lehman pasan de comerciar telas a ser
intermediarios de algodón (“¿Qué somos? ¡Simplemente estamos en medio!”) y se
establecen en Nueva York, pasando por la Guerra Civil Americana. La creación de
la bolsa, (“No hay hierro, pero sí está la palabra hierro; no hay carbón, pero
sí está la palabra carbón”.), las guerras mundiales, la crisis de 1929, la del
petróleo de 1973 y la última (o penúltima) la de 2008. Todo ello aderezado con
la intrahistoria personal y familiar de los Lehman.
La escenografía, sencilla pero eficaz, con el protagonismo
de una plataforma giratoria y la sencillez de los objetos del atrezo, es otro
elemento a destacar de la función.
En definitiva, este sábado pudimos disfrutar de un gran
espectáculo que fue capaz de mantener el interés del respetable durante casi
cuatro horas.
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Sábado, 27 de Abril del 2024
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