En aquel día último y más furioso del carnaval, los paseos del cementerio aparecían completamente desiertos. Bajo un sol opaco, los árboles cabeceaban al ritmo de un viento persistente y frío. Al final de los paseos, el cementerio. Sobre sus tapias asomaban puntas de cipreses, cruces y la bóveda de algún panteón. Bien muertos estaban los muertos en aquel día de vida desenfrenada. Parecía que a aquel gran solar de los tristes ya no iría nunca nadie.
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Historias de Plinio. El carnaval.
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Jueves, 28 de Marzo del 2024
Jueves, 28 de Marzo del 2024