Tomelloso

Andrés Naranjo, el hombre jovial de los mil prismas

Fallece este conocido tomellosero que fue funcionario municipal, dirigente deportivo, gran amante de la cultura e infatigable luchador por su Barrio del Carmen

Carlos Moreno | Lunes, 16 de Marzo del 2020
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Ayer domingo falleció en Tomelloso, Andrés Naranjo Moya, con 92 años de edad. Nacido el 24 de noviembre de 1927 en Arenas de San Juan, su patria chica sería siempre Tomelloso a donde llegó a principios de los 40, a consecuencia de un destino de su padre, guardia civil de profesión. En la ciudad conoció a Chelo, su maravillosa  esposa, con la que tuvo cuatro hijos: Chelo, Andrés, Isabel y Carlos. En Tomelloso tejería amistades eternas con gente como José Luis Albiñana, Miguel Pastrana, Manuel Osuna y otros muchos.

Aquella frase que tantas veces pronunciaba cuando graciosamente se presentaba a si mismo, “soy Andrés Naranjo, poeta, filósofo e historiador de los pueblos pequeños”, resume en cierto modo el carácter polifacético de un hombre jovial,  inquieto, gran conversador y de carácter bonachón que se enamoró de Tomelloso. Apenas siendo un niño entró de botones en el Ayuntamiento, donde después prestaría servicio como auxiliar y responsable de la sección de rentas  para acabar siendo tesorero. 

Gran amante de la cultura, fue muchos años el secretario del jurado de la Fiesta de las Letras, lo que le permitió entablar  amistad con los grandes escritores de la ciudad: Eladio Cabañero, Félix Grande,   García Pavón o José López Martínez, entre otros. Él mismo escribió numerosos artículos en prensa y varios libros dedicados a otra de sus grandes pasiones: la naturaleza, encarnada en Las Lagunas de Ruidera, donde pasaba largas temporadas, y los pueblos del Campo de Montiel, de los que tanto gustaba de desgranar su historia.

Un hombre con mil prismas que fue también un magnífico fotógrafo, por su manera de captar el motivo y su perfecto revelado. Su cámara inmortalizó numerosos acontecimientos de la ciudad, especialmente los culturales, y mantuvo una estrecha relación con el baloncesto. Primero fue jugador, solía rememorar los duelos con el gran Antonio Díaz-Miguel, y luego directivo. Fue presidente del C.B.Tomelloso varios años y artífice de aquel inolvidable partido en los años 80 en el que históricos jugadores del Real Madrid se midieron al conjunto local. La relación con el deporte continuó de la mano de su nieto Miguel, jugador de élite de balonmano o por su afición al tiro.

Se desvivió por su Barrio del Carmen del alma. Fue un gran impulsor de las fiestas del barrio y son inolvidables aquellas carreras pedrestres, carreras de cintas y otros concursos que organizaba con tanto cariño para niños y mujeres. Su amor por la ciudad le llevó a participar en el histórico movimiento ciudadano de los primeros años dos mil de la Plataforma por la Comarca de Tomelloso. Dio charlas en colegios, pregones, dispuesto siempre para todo y para todos, su pluma e ingenio estuvieron activos hasta el final de una vida intensa, bien vivida.  


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Descanse en paz Un abrazo para toda la familia, y en especial a Chelo.

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