Tomelloso

“No hay restaurantes abiertos para comer y la mayoría de las gasolineras están cerradas”

Hablamos con Juan Antonio Ruiz, un camionero de raza que lleva metido el volante en las venas, y nos cuenta las dificultades y alegrías que está viviendo en este complicado periodo

Francisco Navarro | Miércoles, 29 de Abril del 2020
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Los camioneros forman parte del importante grupo de héroes que nos están haciendo más llevadera está pandemia y el confinamiento decretado con el estado de alarma. Gracias a ellos no se ha roto la cadena de suministros: no han faltado alimentos en los supermercados ni materiales en los almacenes. Hablamos con Juan Antonio Ruiz, un camionero de raza que lleva metido el volante en las venas, y nos cuenta las dificultades y alegrías que está viviendo en este complicado periodo.

Los transportistas, son mujeres y hombres sólidos, que están costumbrados a estar todo el día en la carretera y pasar muchos días sin ver a sus familias. Gracias a ellos podemos comprar en los supermercados, las farmacias tienen los productos necesarios o incluso los hospitales pueden disponer de material.

Juan Antonio nos cuenta que está llevando muy mal el estado de alarma «no hay restaurantes para comer y las estaciones de servicio, están cerradas. Todo son problemas, el combustible lo tengo que gestionar por mi cuenta». Asegura que no ha parado ningún día desde que se decreto el estado de alarma «el mes pasado fue una locura, estuvimos subiendo naranjas de Huelva y no hubo ni fines de semana, solo trabajar».

Y es que, como apuntamos, gracias a los conductores tenemos alimentos en las tiendas «si no estuviésemos nosotros no sé lo que harían los de los supermercados, como iban a servir los productos». Nos cuenta Juan Antonio que actualmente tiene una ruta cómoda y puede dormir todas las noches en su casa «pero los compañeros duermen en el camión y, como la mayoría de las estaciones de servicio, restaurantes y campas no están abiertos, no hay vigilancia y están expuestos».

Ruiz se queja de la falta de mascarillas «es Gobierno nos ha dado dos por cada camionero y, a ver como te apañas». El transportista también lamenta que «hay sitios en los que te mirar muy mal. El hecho de que andemos de un lado a otro provoca desconfianza en algunos». Afortunadamente, también a otros lugares que son todo lo contrario, «el otro día en el Conaco de Albacete me dieron una bolsa con comida».

Lógicamente, Juan Antonio se lleva la comida de su casa «hemos vuelto a las viejas maneras de la carretera, a comer en el cajón y llevar un hornillo para calentar los alimentos». Asegura que tiene que mantener las normas de seguridad cuando carga y descarga «es bueno para ello y también para nosotros. Respetamos la distancia de seguridad, pero cuanto más lejos mejor, y llevamos guantes y mascarilla».

Ayer estuvo en Madrid, en Chinchón, «a llevar palots vacíos de Balazote porque ya se va a empezar la recogida de los ajos y las cebollas y me traje palés para una fábrica de pienso en Albacete. Ahora voy a carga cebollas a Barrax».

Juan Antonio es dueño del camión que conduce, su padre comenzó hace más de treinta años con el transporte. Ahora, señala, tiene suerte y puede dormir todas las noches en su casa. Asegura que los camioneros «estamos haciendo lo que podemos, ni más ni menos».

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