Perales cuenta que el proyecto se gestó hace dos años “cuando adquirimos una finca en Las Balsillas que tiene su valor histórico porque fue propiedad de Doña Rita Carranza y Don Ramón Ugenam un hombre que hizo cosas muy importantes por nuestra ciudad. La finca  tiene unas naves que consideré ideales para continuar con la tradición ganadera de mi familia, una vieja aspiración que siempre había tenido en mente. Aposté por el tema de las gallinas, construimos una nave nueva  y sumamos al proyecto los productos de la almendra y el pistacho, también ecológicos, que comercializamos directamente”.

A pesar de la incertidumbre económica que se vive, Eloísa celebra la buena acogida que ha tenido Ecológicos La Barja. “La gente está mostrando mucho interés, sobre todo a través de las redes sociales, y aunque el confinamiento por la crisis de emergencia sanitaria lo ha parado un poco todo, estoy convencida de que va a funcionar porque los alimentos ecológicos se han revalorizado y han ganado en prestigio al aumentar el grado de concienciación sobre el cuidado del medio ambiente y el bienestar animal”. La mejor prueba de este creciente interés es que el proyecto se ampliará con la llegada de otros productos ecológicos como el melón, la sandía o el azafrán. “Lo que nos podría hacer plantearnos la constitución de una cooperativa”, indica Perales.

Y aquí es donde viene la esencia de un proyecto en el que “las gallinas de la granja solo consumen pienso ecológico, picotean al aire libre y no les suministramos antibióticos. Todo va en consonancia con lo que demanda la UE y lo que se lleva poniendo en práctica en países como Alemania, que nos lleva diez años de ventaja y que ya tiene un porcentaje muy importante de producción ecológica”, explica.

El reto de “Ecológicos La Barja” es hacerse hueco en un mercado de proximidad. “Apostaremos por cadenas cortas de comercialización, es decir, con los mínimo intermediarios posibles, para evitar la especulación, transportes largos y que los producto esperen en cámaras frigoríficas. Lo ecológico viene a ser lo contrario de todo esto; lo que produce la tierra, debemos darle salida rápida en un mercado próximo que en nuestro caso lo centraremos en Tomelloso y comarca”, sigue explicando Eloísa que tiene claro que “el sector de la alimentación es uno de los más seguros y de los que mejor aguanta en tiempos de crisis”.

El proyecto ha nacido con un talante solidario y así se han realizado varias donaciones a entidades que realizan una importante labor social en Tomelloso. “Nos vimos con una partida de huevos importante sin poder darle salida por la crisis del Covid-19 y pensamos donarla a  nuestros mayores para que sean los primeros degustadores de nuestros productos. Llevamos a Elder, a la Residencia San Víctor, AFAS y a más sitios  de la ciudad donde trabajan con las personas más vulnerables”, comenta.

 Eloísa Perales tiene otra idea de futuro muy interesante. “Que nuestras instalaciones se conviertan en una Granja Escuela donde los escolares pueden ver la manera que tenemos de producir y lo respetuosos que somos con el medio ambiente. Utilizamos energías limpias como la solar, cuidamos los embalajes y sobre todo estamos muy ilusionados con el reto de consolidar y hacer crecer un proyecto con el que crearemos puestos de trabajo porque hay que contar con repartidores, un publicista, administrativo…Las cosas no son fáciles y hace falta gente para que se puedan desarrollar bien”, concluye Eloisa que nos invita, una vez que pase esta terrible pandemia, a visitar las instalaciones. Iremos gustosos.