Sí otro artículo sobre la
pandemia. Pero no es lo que piensas.
Hace
unos días leyendo sobre temas interesantes, di con una frase de esas que, al
pensarlas, dan lugar a infinidad de ideas, que ayudan a relacionar otras y a comprender muchas más. Es como esos cohetes de fiestas
surgiendo hacia el cielo y al estallar abren un paraguas con infinidad de lucecitas,
las cuales siguen multiplicándose mientras iluminan la noche e intentan armonizar
sonidos bonitos. Pues así…
La
frase era de una escritora religiosa Dominica: «¿Una pandemia puede ejercer de profeta?»
Algunas
de las ideas que me vinieron a la mente quiero compartirlas contigo, que lees
estas líneas, pero antes, por si acaso, necesito aclarar lo que he aprendido
que significa “profeta” y en este caso “profecía”. Etimológicamente la palabra
tiene, como muchas otras, la raíz en el Griego clásico; está compuesta por la
preposición “πρό” y el verbo “φαίνω”, y
significa el que habla en nombre alguien, un intermediario, abogado
representando a un cliente; desde luego nada que ver con el significado de
adivinador, astrólogo, vidente…
El
profeta, personaje muy presente en las religiones, es la persona que llama la atención
del pueblo, de los reyes, mandatarios, etc. para que corrijan su mal comportamiento,
dicen que hablan en nombre de Dios. Muchos ejemplos los tenemos en la Biblia en
la parte del Antiguo Testamento.
Pues,
eso, relacionando en mi mente, me dije «claro, la pandemia puede hacernos de
profeta». A ver si me explico bien. Para mí el covid-19 ha sacudido el mundo,
ha hecho que nos tambaleásemos todos los habitantes de la tierra, igual que
hacen las máquinas en la recogida de aceituna.
Los
resultados han sido catastróficos, muertes, enfermos, dolor, sufrimientos,
lágrimas, nervios, pérdidas de trabajo… miles de males muy concretos en
personas también muy concretas. A todos de un modo u otro nos ha afectado esta
oleada de sufrimiento y tragedia.
Nos
dicen que va a cambiar la sociedad, que vamos a cambiar todos, mi pregunta
ahora ¿para bien, progresando en valores, mejorando cualidades y dones de cada
uno o por el contrario aumentando el egoísmo, materialismo, el afán de revanchas
en fiestas y botellones?
También
me respondo. Sin pecar de optimista sé, por experiencia, que la inmensa mayoría
de personas se van a preocupar por progresar, por mejorar comportamientos. El
ejemplo estos meses de atrás; desde los que trabajaban en “primera línea de
fuego” como los sanitarios y familiares de enfermos, hasta el último vecino que
se ofrecía para hacer la compra o recoger medicinas en la farmacia, incluidos
los aplausos de las ocho. Otros cocinaban más cantidad para pasar un plato al
abuelillo, que se había quedado solo. El otro que inventaba, cantaba, animaba
haciendo más llevadero el encierro. “¡MILLONES DE PERSONAS PREOCUPADAS POR
AYUDAR A LOS DEMÁS”!, ha sido noticia en telediarios y periódicos digitales.
La
única nota discordante la han dado algunos políticos, no todos, “tirándose al degüello”, para aparentar mayor
preocupación por la “ciudadanía”, intentado ocultar el hambre de votos.
Pues
eso es, no vamos a ser mejores, ya lo estamos siendo, ya estás siéndolo. La
“pandemia”, ha actuado como profeta en nuestras vidas y en la sociedad, ha
sacado lo mejor de cada uno y lo hemos practicado durante meses, simplemente
habrá que seguir en la línea. También llevas razón si me dices que hay mucho
descerebrado, que no piensa el daño que puede traer su mala conducta. Sin
embargo yo sigo, terco, pensando que somos más numerosos los que actuamos con
responsabilidad y “cabeza”.
Te
animo a que aproches lo que los técnicos llaman el kairós, el momento oportuno,
la ocasión. Hay que subir otro escalón. No podemos dejarnos vencer por esto, ni
por ningún otro acontecimiento de muerte en nuestra vida.
Mientras
escribo estas líneas de reflexión, por si te valen, querido lector, me acuerdo
de mi amigo Benigno Novillo, “hombre cabal” como decimos en la Mancha, honrado,
buena persona, trabajador y cristiano convencido, se fue al cielo el día 5 de abril
arrastrado por covid-19, solo, en una cama de hospital, sin el calor de la
familia, sin la caricia de la mano de su mujer Vicenta, (así obligaban las
normas de sanidad), igual que posiblemente tu padre, tu madre, un hermano, un
pariente, un amigo, un vecino, con nombres y apellidos, personas concretas, muy
queridas por los suyos: Alejandro,
Ramón, María de Gracia, José, Antonio, Pepe, Mercedes, Mari Carmen…
Por
ellos, por todos los que han muerto, por todos los que han superado la
enfermedad, un recuerdo, una oración y el compromiso de que esta sacudida mundial te haga, y me haga un poquito mejor.
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Miércoles, 16 de Julio del 2025
Martes, 15 de Julio del 2025